Desde el gobierno confían en alcanzar un nivel de recuperación económica que les permita reducir su déficit al 3,1 por ciento para el próximo año, pero para conseguirlo la fórmula sigue siendo la misma: una mezcla de recortes e ingresos adicionales con los que sacar dinero del bolsillo de los españoles; todo sea por cumplir con los objetivos impuestos por Bruselas.
Para ello una de las geniales y “creativas” ideas que se le ha ocurrido al gobierno es introducir nuevos impuestos medioambientales, con los que se planea recaudar 7,5 millones de euros en ingresos adicionales, de acuerdo con la propuesta del presupuesto que ya fue enviada a la Comisión Europea.
Otra de las medidas que figura en el proyecto, incluye un aumento importante de los impuestos que gravan al alcohol, al tabaco y a las bebidas azucaradas, así como una campaña contra el fraude fiscal y la eliminación de algunas exenciones para ciertas empresas.
Los planes para cumplir con el déficit se centran principalmente en el aumento de los ingresos. Muchos partidos de la oposición han dicho que no apoyarán nuevas medidas de austeridad, pero Rajoy, que ya se ha acostumbrado al tijeretazo contundente, defiende sus políticas continuistas con la excusa que son la única forma que existe de proteger el crecimiento económico.
El plan de presupuesto presentado por Rajoy incluye medidas orientadas a reducir los costos de las administraciones públicas, con lo que se espera ahorrar unos 900 millones de euros e incluye una promesa para auditar el gasto público a partir del próximo año.
Hay que hacer los deberes
Tras más de 10 meses de gobierno en funciones, Rajoy y su equipo están haciendo “buena letra” para convencer a Bruselas que cumplirán con todo aquello a lo que se han comprometido y ello sin duda alguna se ve reflejado en el nuevo presupuesto.
El plan de gastos es también una prueba importante para los que dirigen los destinos (y manejan los dineros) de los españoles; pero como tras las últimas votaciones, la mayoría absoluta de la que gozaban y abusaban los integrantes del PP se fue al garete, ahora toca dialogar y pactar con la oposición cada paso que se dé.
En general los Presupuestos anuales se solían aprobar (a dedo en los últimos años) a principios de octubre, para que llegado diciembre hubiesen pasado por todas las etapas que corresponden, a saber: obtener el visto bueno en el Congreso y el Senado.
Pero en esta oportunidad, dado que la investidura de Rajoy como nuevo presidente se demoró, se hizo una prorrogación del de 2016 y se comenzó a trabajar de inmediato en el de 2017, cuyo borrador está terminado, pero no será aprobado hasta marzo y para ello necesitan mayoría en las cámaras, algo que a priori no se ve nada fácil.
La “oposición útil”
Claro que el PSOE, autodenominado “oposición útil”, que bajo la égida de Sánchez y tras las fallidas elecciones se había parapetado tras la consigna del “no es no”, meses después acabó por pactar un arreglo que le permitió a Rajoy asumir la presidencia.
Pero eso no es todo, la Gestora que en la actualidad dirige los destinos del partido socialista parece más bien dispuesta al “pacto fácil”, de hecho, PP y PSOE se han descolgado con varias medidas conjuntas en plan “coleguillas”, que no han gustado nada al resto de la oposición ni a los votantes de la rosa.
Entre éstas se puede contar la suba (irrisoria y muy lejos de lo que proponían otras fuerzas) de 52 euros en el salario mínimo y la tan cacareada ley que impedirá los cortes de luz a los morosos en situación de vulnerabilidad (que no se podrá aplicar hasta que no se hagan los reglamentos o sea al menos hasta la próxima primavera).
¿Impuesto ambientales?
Los nuevos impuestos ambientales son parte del plan Presupuestario que España ha presentado a la Comisión Europea. En ellos se habla de que apuntarán a una reducción de los gases de efecto invernadero.
Si bien no hay una especificación de qué es lo que pretenden hacer, lo que sí está claro es que no van a tocar el IVA de los carburantes que en la actualidad son los más bajos de la Comunidad Europea y tampoco se habla nada de una reducción de los subsidios al petróleo y el carbón.
Conociendo los bueyes con los que ara el gobierno, se nos viene una nueva ola de recortes que querrán disfrazar de progreso y prosperidad, el empleo no parece que vaya a crecer y las leyes más controvertidas quizá se modifiquen, pero no cambiarán mucho en su esencia.
Las energías renovables seguirán sin tener el lugar preponderante que merecen y que se les está dando en el resto del mundo y si ya se atrevieron a ponerle un impuesto al sol, quizá con los nuevos gravámenes medioambientales acaben cobrándonos por respirar. Mejor no demos ideas.
Fuente y fotografía: Ecoticias