El discurso de Leonardo DiCaprio al recibir este año su primer Óscar por El renacido (2015) fue uno de los más aplaudidos: “Nuestra producción tuvo que desplazarse al lugar más al sur de nuestro planeta para encontrar nieve. El cambio climático es real y está sucediendo ahora. Es la amenaza más urgente a que se enfrenta la humanidad…”
No nos engañemos: hasta ahora, Hollywood, salvo honrosas excepciones, no se había interesado demasiado por el cambio climático. Ciertamente, James Cameron, director de Titanic (1997), rodó la “fábula ecologista” Avatar(2009). Pero Avatar, la película más taquillera de la historia, no transcurre en el planeta Tierra, sino en Pandora. Allí habita una especie humanoide de piel azul, los na´vi. Cameron nos mostraba a una especie que vivía en armonía con la naturaleza, y a su diosa madre: Eywa. La pregunta es: ¿Se sintieron identificados los espectadores con los na’vi? O, más concretamente: ¿Se entendió realmente la llamada de James Cameron a vivir armónicamente con la naturaleza?
El cine no ha realizado aún la gran película del holocausto medioambiental, y sigue anclado en la hecatombe nuclear, que acaso sea más cinematográfica, de buenos y malos, de acción trepidante, de guerra… Probablemente por ello, para explicar a las personas normales y corrientes el cambio climático, hay que recurrir al documental.
Porque, ¿cómo explicar el cambio climático y sus consecuencias, de una forma sencilla e interesante, a la mayoría de los mortales? En la última década, varios directores de cine documental lo han hecho de forma magistral. Pero sus películas han pasado desapercibidas, porque ¡esto no es Hollywood!
Seguramente, uno de los primeros documentales que debería encabezar esta breve lista es Una verdad incómoda (Inconvenient Truth, 2006) de Davis Guggenheim, basado en una “clase” del ex vicepresidente de los Estados Unidos Al Gore, que explica el calentamiento global a todos los ciudadanos del mundo. Lo que la gente no sabía es que Al Gore no era un neófito en la materia. En 1992, había escrito un libro excelente, La Tierra en juego (Earth in Balance), que circuló ampliamente durante la Cumbre de la Tierra de Rio de Janeiro. Seguramente, las maniobras del clan Bush le hicieron perder las elecciones, pero el movimiento ecologista ganó un activista de primer nivel.
Tráiler de Una verdad incómoda.
El New York Times describió La era de la estupidez (The Age of Stupid, 2009) de Franny Armstrong, como “más alarmista y polémico” que Una verdad incómoda. El documental de Armstrong relata seis historias sencillas, filmadas en siete países durante tres años, que demuestran que el cambio climático es un hecho innegable desde hace varias décadas. Por su cercanía y por la crudeza de la narración, destaca la historia de un guía francés en los Alpes, un anciano combativo, de más de 80 años, que nos revela que cada vez es más difícil mostrar los glaciares de los Alpes, porque no han dejado de retroceder.
Por su belleza, y por la técnica desplegada, en esta lista no puede faltarPersiguiendo el hielo (Chasing Ice, 2012) de Jeff Orlowski, premio al mejor documental en Sundance ese mismo año. Más de 30 cámaras superresistentes, desplegadas en el Ártico, Groenlandia, Alaska…, han registrado durante años cómo se ha ido retirando el hielo en todos los glaciares recogidos por las cámaras. Las imágenes, montadas posteriormente de forma rápida, revelan el innegable deshielo. Una imagen que permanecerá largamente en la retina es la de un glaciar, equivalente a la isla de Manhattan —sobrepuesta en la filmación— que desaparece ante el espectador en poco tiempo.
Otro documental que nos gustaría compartir es Cómo cambiar el mundo(How to Change the World?, 2015). Ha sido el último en salir al mercado y seguramente es el que nos permite entender mejor muchas características del movimiento ecologista moderno. En 1971, un pequeño grupo de hippies, fotógrafos, científicos y marineros zarpó en un viejo barco de pesca para tratar de evitar las pruebas nucleares de los Estados Unidos en Amchitka (Alaska). Este grupo de “locos” fue el embrión del cual, al poco tiempo, nacería una organización ecologista que hoy apoyan más de tres millones de personas en todo el mundo: Greenpeace.
A partir de imágenes de archivo nunca vistas, el director Jerry Rothwell crea un relato trepidante donde descubrimos la figura controvertida de Robert Hunter, el líder que creó la primera organización ecologista moderna. Hunter fue uno de los primeros en entender la importancia de una “imagen viral” para conseguir miles de apoyos en la lucha a favor del medio ambiente.
Sin lugar a dudas, se merece cerrar esta breve lista el documental Ciencia a sueldo (Merchants of Doubt, 2014), que debería ser de visionado obligado en todas las escuelas de negocios. Robert Kenner trata de desenmascarar a una serie de pseudocientíficos, pagados por las multinacionales del tabaco, del petróleo, de la química…, que intentan sembrar dudas sobre lo que otros científicos han demostrado en estudios probados. Por ejemplo, hacía 50 años que la ciencia y la medicina sabían que la nicotina generaba adicción y era letal para la salud. Las multinacionales del tabaco financiaron a determinadas personas y organizaciones para que negaran esta evidencia.
Tráiler de Persiguiendo el hielo.
En los últimos años, las compañías petroleras están pagando a organizaciones y a personas para que nieguen la existencia del cambio climático. ¡Pero no podemos esperar 50 años más! Por eso, Guggenheim, Armstrong, Orlowski, Rothwell y Kenner son, para nosotros, directores imprescindibles que nos han acercado a la emergencia climática de nuestro planeta. Sus documentales son hoy accesibles a través de Internet. Os invitamos a verlos y a compartirlos con la familia y los amigos. No os dejarán indiferentes.
Fuente y fotografía: El País