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El cambio climático disminuye los arroyos de montaña

El cambio climático disminuye los arroyos de montañaUn equipo de hidrólogos de la Universidad de Utah, en Estados Unidos, simuló los efectos aislados del cambio climático en los sistemas de arroyos de las Montañas Rocosas, con variaciones en cuanto al tipo de precipitación (lluvia frente a nieve) y la cantidad de energía (temperatura) en el sistema. La respuesta que encontraron estos expertos es que no depende tanto de cómo entra el agua en la corriente a la cuenca, en forma de lluvia o nieve, sino másbien la forma en que se va, la evapotranspiración.

En el oeste de Estados Unidos, su población se basa en la nieve de la montaña para su suministro de agua. El agua almacenada en forma de nieve en las montañas durante el invierno repone el agua subterránea e impulsa el caudal de los ríos en primavera, llenando los depósitos para su posterior uso en verano. Pero el calentamiento global y el clima cambiante puede interrumpir este proceso.

A menudo, los hidrólogos calculan los presupuestos de agua para dar cuenta de todas las formas en las que el agua entra y sale de un sistema. En el caso de un arroyo de montaña, el agua entra como precipitación, pero sólo una parte de esta agua sale como caudal. Gran parte de esta agua de fusión entra en los suelos, donde puede emplearse por las plantas o evaporarse directamente, con la pérdida de agua de ambos procesos combinados llamada evapotranspiración.

El agua también puede recargar el agua subterránea y entrar en el arroyo más adelante en el año. Además, resulta importante si la precipitación es en forma de nieve o en forma de lluvia. El cambio climático puede afectar a los arroyos de montaña de dos maneras principales: elevando la temperatura global, lo que eleva la evapotranspiración, y reorientando la precipitación desde la nieve a la lluvia.

Ambos efectos pueden alterar de manera significativa la cantidad de agua en una cuenca flujo y la cantidad que llega a las ciudades aguas abajo. «A medida que el clima se vuelve cada vez más variable, tenemos que proporcionar a los gestores de recursos hídricos una orientación específica sobre cómo años individuales cálidos o húmedos influirán en el suministro de agua», señala el profesor de Utah Paul Brooks, autor del estudio, que se publica en ‘Environmental Research Letters’.

El equipo, dirigido por el estudiante de doctorado Lauren Foster, de la Escuela de Minas de Colorado, modeló la transmisión en dos cuencas de Colorado construidas a ambos lados de la división continental. Los investigadores simularon las condiciones atmosféricas de un año típico de agua, pero después aplicaron 11 simulaciones de diversas alteraciones de temperatura para ver cómo respondían las cuencas hidrográficas.

AMENTO DE EVAPOTRANSPIRACIÓN POR SUBIDA DE LA TEMPERATURA

En los escenarios de referencia, sin ninguna alteración de la temperatura, las corrientes se comportaron como se esperaba, con un oleaje en el caudal durante el deshielo. Durante el deshielo y en verano, el agua de deshielo recarga el acuífero subyacente, que a su vez sustenta el caudal a lo largo del otoño y el invierno.

Cuando la precipitación se cambió de nieve a lluvia, el sistema de corriente se convirtió en «más llamativo», escribe el equipo en el artículo, con el agua que se hubiera almacenado en forma de nieve corriendo más rápido por la escorrentía. En general, el caudal en este escenario se redujo en un 11 por ciento en el este de las cuencas de la división continental y un 18 por ciento al oeste de la línea divisoria.

Sin embargo, el calentamiento de 4 grados centígrados de los sistemas tuvo como resultado más evapotranspiración, lo suficiente para que el agua subterránea tuviera que soportar el caudal una estación antes, a partir del verano más que desde el otoño. El caudal se redujo en un 19 por ciento en la cuenca este y un 23 por ciento en el oeste, lo que sugiere que las temperaturas más cálidas pueden tener un mayor impacto en corrientes que una transición de la nieve a la lluvia.

«Los cambios en la energía, que producen cambios en la evapotranspiración, pesaban más que los cambios en la forma de precipitación», apunta Reed Maxwell, de la Escuela de Minas de Colorado. Los efectos de estos dos efectos del cambio climático pueden variar con la ubicación, añaden los investigadores, y los resultados deben cotejarse con los entornos de la vida real.

Fuente y fotografía: La información

14 abril, 2016

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