En 1854 descubrieron una araña con forma de pelícano en una pieza de ámbar. El hallazgo desveló a los paleontólogos por su extraña fisonomía. El artrópodo tenía un un cuello muy largo y una gran boca alargada que salía de la cabeza en forma de pico.
Se desconocía que existiera alguna especie parecida hasta que se descubrieron, décadas más tarde en Madagascar, las que se conocen como arañas pelícano. Un artículo reciente del Instituto Smithsoniano de Washington, EE.UU. presenta la investigación de la especialista en aracnología, Hannah Wood, quién ha detectado 26 especies, 18 aún no descriptas.
Según esta experta, estos artrópodos son auténticos fósiles vivientes ya que se semejan a algunas criaturas fosilizadas hace más de 160 millones de años. Además, los especialistas asumen que es muy probable que haya aún otras especies por descubrir.