En los últimos 30 años, la temperatura en Colombia aumentó 0,8 grados centígrados, un incremento preocupante si se tiene en cuenta que la más mínima variación en este indicador climático conlleva consecuencias ambientales que afectan directamente el bienestar de las personas y la biodiversidad, tal y como informa El Tiempo.
Un ejemplo de la afectación que tiene el aumento de la temperatura es el incremento del nivel del mar, producto del descongelamiento de los glaciares y la dilatación de las masas de agua.
En Colombia este fenómeno ha generado que, desde 1986, solo en la costa Pacífica (en los departamentos de Chocó y Cauca) se hayan perdido entre 51 y 52 centímetros de línea de costa cada año.
Estas son algunas de las revelaciones del informe ‘Análisis de vulnerabilidad y riesgo por cambio climático para los municipios de Colombia’, que fue entregado ayer por el Ideam y el PNUD y cuyo objetivo es convertirse en una hoja de ruta para la planificación y el desarrollo territorial en cada uno de los municipios del país de cara al cambio climático.
El informe es el primer documento técnico-científico que el Ideam entrega sobre el riesgo por cambio climático a nivel municipal y departamental y mide el impacto que tendrá el aumento de la temperatura en seis variables: salud, seguridad alimentaria, asentamientos, infraestructura, provisión de agua y oferta de servicios ecosistémicos, los cuales fueron proyectados en los periodos 2011-2040, 2040-2070 y 2070-2100.
“A partir de hoy, todos los municipios del país saben cuál es su riesgo frente al cambio climático, y podemos decirle a Colombia que la temperatura promedio en el territorio ha aumentado 0,8 °C en los últimos 30 años, situando la temperatura promedio actual en 22,2 °C”, señaló Ómar Franco, director del Ideam.
Pérdida de costa
Según el informe, el aumento de la temperatura ya ha tenido efectos en la pérdida de costa en las regiones Caribe y Pacífica. En la primera, seis de ocho departamentos han registrado cambios negativos sobre su línea de costa, siendo La Guajira y Atlántico aquellos con las mayores pérdidas (entre 62 cm y 65 cm por año), aunque Bolívar registró un crecimiento de 55 centímetros anuales.
Pero el futuro pinta mucho peor. Se estima que para el 2100 habrá un aumento promedio de la temperatura continental del país en 2,4 °C y un incremento promedio de la temperatura marina en 1,5 °C en el Caribe y de 1,6 a 2 °C en el Pacífico.
De acuerdo con esta progresión, se calcula que en el 2040 la costa Pacífica perderá 7.579 hectáreas de territorio; en el 2070, 15.631 hectáreas, y en el 2100 los valores alcanzarían las 26.117 hectáreas, y los departamentos de Chocó, Nariño y Valle serían los más afectados.
En el caso de la región Caribe, la situación no es más alentadora. Se estima que en el 2040 se perderían 5.049 hectáreas de terreno, las cuales aumentarán a 12.827 hectáreas en el 2070 y a 23.070 en el 2100. La Guajira y Magdalena serán los departamentos más afectados en esta región por pérdida de línea de costa hacia el futuro.
En total, si se suma el retroceso de terreno en ambas costas, el país perderá, a final de este siglo, la nada despreciable suma de casi 50.000 hectáreas. Todo por culpa del cambio climático.
El documento del Ideam también mide la probabilidad de ocurrencia de eventos extremos relacionados con el aumento de la temperatura y el cambio de régimen de precipitaciones, ofreciendo un análisis para cada uno de los periodos. No obstante, según Franco, “no es un análisis de riesgo de desastres o de degradación ambiental y pérdida de diversidad”.
Asimismo, entre sus principales resultados, el estudio reveló que el ciento por ciento de los municipios de Colombia tienen algún grado de riesgo por cambio climático, siendo el departamento de San Andrés y Providencia el que se encuentra en un mayor estado de vulnerabilidad. A este le siguen Vaupés y Amazonas. Por su parte, Bogotá se destaca como la segunda capital con mayor riesgo por cambio climático.
“Hay que entender que el concepto de riesgo cero asociado a cambio climático no existe y que no se puede enviar el mensaje de que habrá unos municipios o departamentos más afectados; por eso, este documento les servirá a los tomadores de decisiones para que evalúen y analicen el riesgo, para así tomar decisiones que permitan disminuir los indicadores que encontramos”, apuntó.
De acuerdo con el funcionario, la principal recomendación es que “la correcta toma de decisiones para orientar la adaptación debe basarse en el análisis detallado del departamento o el municipio, usando las matrices de indicadores y no solamente los mapas de promedios (que ofrece el Ideam en el informe completo, de más de 400 páginas)”.