Las olas de calor cuestan vidas y el verano ha llegado. Un total de 13.333 personas fallecieron en España entre los años 2000 y 2009 como consecuencia de las diferentes olas de calor que sofocaron el país y a sus ciudadanos, especialmente en Madrid y en Barcelona, donde deben extremarse las precauciones, tal y como informa Diario Vasco.
El Instituto de Salud Carlos III terminó el año pasado el informe «Temperaturas umbrales de disparo de la mortalidad atribuible al frío en España en el periodo 2000-2009. Comparación con la mortalidad atribuible al calor».
Es un título larguísimo que viene a completar estudios anteriores, aunque más limitados en su campo de trabajo, y a sumarse a otros hechos ya en países extranjeros. Además, es el último estudio hecho al respecto en España.
Hay algunos puntos de partida a tener en cuenta: por un lado, el cambio climático, que se traduce en un mantenimiento de las temperaturas extremas de frío y en la estabilidad de los días considerados como «olas de frío». Es decir, eso de «hace un frío que pela» tiende a remitir.
Por otro, la influencia del acondicionamiento de los hogares, pues no es lo mismo combatir el frío en según qué lugares, del mismo modo que no es igual resistir al calor en zonas del interior peninsular o en enclaves costeros.
También es esencial tener en cuenta la media de edad de la población afectada. Es sabido que las olas de frío o de calor son más inclementes con las personas mayores, y España es un país en el que la curva de edad va hacia arriba de modo imparable (más del 38 por ciento de los ciudadanos que vivan en España en 2064 tendrá más de 65 años).
Otros factores insoslayables son también la condición socio-económica o la mayor o menor facilidad de acceso a los servicios sanitarios.
Tras una serie de consideraciones sobre las temperaturas de riesgo en invierno y en verano, el estudio contabiliza los días de olas de calor que hubo en España entre 2000 y 2009, en total 4.373, y los de frío, unos 3.006. En otras palabras: hay más días de manga corta que de bufanda.
Ahora bien, «la mortalidad media diaria para cada capital de provincia atribuida al calor es inferior (3 muertes al día) al de la mortalidad media diaria atribuida al frío (3,4 muertes al día).
Las épocas de calor se acusan sobre todo, en cuanto a fallecimientos se refiere, en Barcelona, con una media de 25 muertes al día en las 49 jornadas de ola de calor sumados en ese periodo de nueve años.
En términos absolutos cambian las tornas. Madrid es la provincia en la que más fallecimientos se han producido entre 2000 y 2009 por olas de calor, en concreto 2.291 muertes; le sigue Barcelona, con 1.205.
Lo explica el informe: «Esto se debe a que tanto Barcelona como Madrid son las que presentan mayor mortalidad diaria, y por tanto, mayor mortalidad atribuible» a estos fenómenos meteorológicos.
Pero hay un dato esencial en el resultado: que la madrileña es la provincia que más días de calor, mucho calor, ha registrado, 211 exactamente.
Mortalidad por ola de frío
Sin embargo, la mortalidad por olas de frío se nota especialmente en Badajoz y en Sevilla, provincias de climas más templados pero en las que, como apunta el informe, juega un papel destacado «el acondicionamiento de las viviendas».
En plano general, 13.333 fallecimientos han causado las olas de calor en España. Los ocasionados por las olas de frío llegan a 8.384.
¿Entonces la media de muertes al día por frío es mayor que por calor y, sin embargo, hay más fallecimientos por olas de calor que por olas de frío?
Esta aparente contradicción se resuelve por el número de días gélidos por año que se registran en España, inferior al de días asfixiantes (301 por 437). Por ello, «el impacto diario sobre la mortalidad atribuible es mayor para el frío que para el calor», argumenta el informe.
Por entre el texto se desliza una información reveladora, sobre la efectividad de los planes de prevención. Suponiendo una efectividad del 68 por ciento de estos planes frente al frío, se evitarían 2,3 muertes en cada día de ola de frío. Un plan de similares características frente al calor evitaría 2 muertes en cada día de ola de calor.
Y se desliza otra información acerca de la repercusión económica: la mortalidad por frío nos costó entre 2000 y 2009 cerca de 872 millones de euros; la mortalidad por calor nos costó más de 1.093 millones.