El Mediterráneo acumula ya 62 millones de grandes fragmentos de basuras en sus aguas, lo que representa una gran amenaza para los ecosistemas y para el ser humano, ha advertido la ONG Ecologistas en Acción en un informe difundido a finales de enero pasado.
El estudio sobre basuras marinas, plásticos y microplásticos de esta organización ha resumido el conocimiento aportado en la materia por 300 publicaciones científicas internacionales.
Entre sus conclusiones –según informa la agencia EFE- destacan datos como que cada año entran al océano entre 6,4 y 8 millones de toneladas nuevas de basuras marinas, de las que el 80% son plásticos, que generan elementos más ligeros como microplásticos capaces de viajar grandes distancias. Muchos provienen de productos de cosmética, que sortean los sistemas de saneamiento hasta desembocar en mares y océanos.
Los ecologistas también han advertido que más de 690 especies de flora y fauna han interactuado con basuras marinas plásticas, y que sus restos están ya en la cadena trófica humana.
El informe señala que el 80% de la entrada de basuras marinas se produce desde tierra, desde zonas con alta densidad de población y presencia de industrias o vertederos.
Al principio los grandes bloques de residuos marinos se detectaron principalmente en la costa, pero en los últimos años se han hallado grandes islas de basura flotante en mar abierto y en los fondos oceánicos.
Ingestión de plásticos
Muchos de estos microplásticos provienen también de la fragmentación de tejidos sintéticos (en un sólo lavado pueden generar más de 1.900 fibras de microplásticos) o de la degradación de las bolsas de plástico en partículas microscópicas.
Este problema de contaminación es, junto al cambio climático, una de las mayores «amenazas globales de este siglo» para los océanos, según esta ONG, que destaca que en algunos casos los organismos marinos «no sufren una muerte directa derivada de los enmallamientos en redes de plástico, pero sí resultan gravemente afectados por las heridas o los impedimentos generados por el atrapamiento».
Además, señalan que se han documentado casos de ingestión de macroplásticos en un amplio número de organismos, «incluyendo especies de peces de valor comercial como el arenque y la caballa, los atunes del Mediterráneo y el bacalao del Atlántico», en los que la confusión de la basura con alimentos puede causar la muerte directa, a través de la obstrucción del estómago, o afectar a sus organismos a largo plazo.
Fuente y fotografía: El Plural