El Cambio Climático tiene un origen netamente antropogénico. Las acciones de los seres humanos han repercutido de forma negativa en el clima mundial, de forma que el efecto invernadero natural se ha visto agravado por el exceso de emisiones de gases, como el C02 y por ende la temperatura tiende a subir año a año.
Las consecuencias de este aumento gradual pero sostenido del nivel del mar ya son una realidad: hace muy pocos días y sin haberse recuperado de las tormentas de diciembre pasado, la costa de Cataluña se vio asolada por el embate de las olas del Mediterráneo que destrozaron playas, paseos marítimos y diversas infraestructuras.
El problema del CO2
Otro de los problemas que conlleva el exceso de CO2 en la atmósfera es que éste es soluble en agua, por tanto, cuando entra en contacto con grandes masas acuosas se diluye y las acidifica, provocando estragos en los ecosistemas marinos afectados.
Un ejemplo muy claro de ello es el blanqueamiento de arrecifes de coral en todos los océanos del mundo, que pierden su coloración puesto que las bacterias que las que se alimentan y con las cuales viven en simbiosis, mueren por culpa de la acidificación.
Pero la zona del Mediterráneo occidental es una de las que más preocupa a los científicos, ya que en sus profundidades se encuentra la mayor cantidad de C02 de origen antropogénico acumulado de todo el mundo y por la misma naturaleza del Mar, con zonas frías y calientes alternadas, éstas aguas no pueden salir al Atlántico.
Consecuencias
Las playas españolas podrían desaparecer, ciudades como Barcelona, Huelva, Cádiz o Málaga en la costa mediterránea, se verían seriamente afectadas por este fenómeno, que haría desaparecer gran parte de la reserva de Doñana, del Mar Menor (Murcia), de las salinas de Alicante, de las costas de Valencia y Castellón, del delta del Ebro, el valle del Ter y del Golfo de Roses (Girona).
Las costas del norte también se verían afectadas, pero de forma más leve, dado que tienen mayor altura, aunque lo que sí se vería acrecentado es el caudal de los cauces de las rías y los ríos norteños que desembocan en el Océano Atlántico y el Mar Cantábrico.
A nivel mundial, muchas islas (Vanuatu, Maldivas o Nauru), el delta del Nilo y el del Ganges y ciudades como Venecia, Calais, Rotterdam, La Haya, Ámsterdam, Nueva Orleans, Tokio o Guayaquil, podrían casi desaparecer arrasadas por las aguas.
¿Qué hacer?
Los niveles de emisión de CO2 han bajado globalmente, pero esta disminución no es suficiente para detener la subida de los niveles del mar, que se cree podrían llegar a superar los 80 centímetros a finales de este siglo.
Solo creando conciencia de las consecuencias nefastas del consumismo desmedido, de los enormes riesgos de la quema de combustibles fósiles, de la necesidad de proteger y preservar las costas y los entornos marinos, el ser humano podrá revertir los daños que ha infringido al único planeta que tiene para habitar.
Fuente y fotografía: Ecoticias