A once días para que su sucesor tome posesión, el aún presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, publica hoy un artículo en la prestigiosa revista Science defendiendo el avance irreversible de la energía limpia. Lo hace exponiendo datos no solo científicos, sino sobre todo económicos, referentes a la riqueza y el empleo generados como consecuencia tanto de las acciones destinadas a reducir los gases de efecto invernadero, como de las fuerzas del mercado y los avances tecnológicos que van en el mismo sentido.
Obama expone que, a pesar de que el conocimiento sobre los impactos del cambio climático es “cada vez más problemáticamente claro”, aún existe debate sobre las políticas que EE.UU. debe seguir en este ámbito. Pero, asegura, “la creciente evidencia económica y científica” le hace estar convencido de que la oportunidad para el país de aprovechar la tendencia hacia la energía limpia “solo crecerá”. Lo argumenta en cuatro puntos que aportan datos sobre el crecimiento del sector en el país y la implicación en la causa de empresas como Google o ExxonMobil.
En primer lugar, el aún presidente de los EE.UU. arguye que la mitigación de los gases de efecto invernadero no está en conflicto con el crecimiento económico, sino todo lo contrario. Desde 2008, afirma, el país ha experimentado el primer período sostenido de reducción rápida de los gases de efecto invernadero simultáneo a la bonanza económica. En concreto, detalla, entre 2008 y 2015 las emisiones de CO2 procedentes del sector energético cayeron un 9.5% en paralelo a un crecimiento de la economía superior al 10%.
En cambio, añade, ignorar la polución por carbono “resultará en menos puestos de trabajo y menos crecimiento económico a largo plazo”. Según ilustra, las estimaciones indican que se pueden perder entre 340.000 y 690.000 millones de dólares anuales en ingresos federales en EE.UU. como consecuencia de los 4 grados centígrados que se puede calentar la superficie de la Tierra hasta el año 2100 si no se actúa. “Las inversiones necesarias para reducir emisiones”, afirma Obama, serán “modestas” en comparación con los beneficios que significará evitar los daños del cambio climático que aún se pueden enmendar.
Más de 2 millones de empleos
En segundo lugar, el presidente en funciones apunta que las compañías están llegando a la conclusión de que, más allá del medio ambiente, reducir emisiones puede impulsar sus resultados, reducir costes a los consumidores y beneficiar a los accionistas. Además de dar datos sobre las acciones llevadas a cabo por su gobierno, pone varios ejemplos, entre los cuales el de General Motors, que desde 2011 “está trabajando para reducir la intensidad energética de sus instalaciones”, detalla Obama.
También aporta datos procedentes de un informe emitido esta semana desde el Departamento de Energía de los EE.UU., según el cual 2,2 millones de americanos trabajan actualmente en el diseño, la instalación y la fabricación de productos y servicios de eficiencia energética, el doble de los que está empleados en la producción de combustibles fósiles y su uso para la generación de energía eléctrica.
La fuerza del mercado
El tercer punto en el que se fija Obama es el sector eléctrico. “Está siendo transformado, en gran parte, por las dinámicas del mercado”. El gas natural, apunta, ha pasado de proveer un 21% de la generación eléctrica a un 33% entre 2008 y la actualidad, gracias a la capacidad que ofrecen las nuevas técnicas de producción de producir gas a un coste menor.
“Como el coste de nueva generación de electricidad usando gas natural está previsto que permanezca bajo en relación al carbón”, es improbable que se escoja construir centrales eléctricas que queman carbón, lo que sería más caro que plantas de gas natural, “independientemente de cambios a corto plazo en la política federal”, sentencia. Y, aunque reconoce que las emisiones de metano generadas por el gas natural son también un problema, subraya los avances en las normativas llevadas a cabo por la Administración que ha liderado.
Además, detalla, los costes de la electricidad procedente de fuentes renovables se han reducido muy considerablemente entre 2008 y 2015: un 41% para la eólica, un 54% para las instalaciones solares fotovoltaicas en tejados y un 64% para las que son a gran escala. “Los avances tecnológicos y las fuerzas del mercado continuarán impulsando el despliegue de las renovables”, asegura. De hecho, afirma, este es el camino que siguen grandes compañías norteamericanas como Google, que “anunció el mes pasado que, en 2017, planifica alimentar el 100% de sus operaciones usando energía renovable”, señala Obama. Según el presidente, actualmente 360.000 ciudadanos de EE.UU. trabajan en empresas de energía renovable frente a los 160.000 empleados en compañías relacionadas con la producción de electricidad con carbón.
Finalmente, el presidente en funciones se refiere al momento global. “Hace poco tiempo, muchos pensaban que sólo un pequeño número de economías avanzadas deben ser responsables de la reducción de gases de efecto invernadero y contribuir a luchar contra el cambio climático”. Pero, subraya, el Acuerdo de París compromete a todos los países a ser ambiciosos en sus políticas en este ámbito. Y advierte que alejarse de este acuerdo socavaría los intereses económicos de EE.UU. a la hora de estar a la cabeza de los países que representan dos tercios de las emisiones globales, entre los cuales China, India o los miembros de la Unión Europea.
“No se trata de un asunto partidista. Es buen negocio y buena economía liderar una revolución tecnológica y definir las tendencias del mercado”, afirma Obama, que recuerda que compañías como ExxonMobil, Shell o Pacific Gas and Electric Company han dado su apoyo al proceso de París.
El presidente saliente cierra su artículo recordando a su sucesor que la ciencia y la economía son una “guía útil” para saber qué nos depara el futuro, y de nuevo subrayando que esto en muchos casos es independiente de las políticas de corto plazo.
Fuente y fotografía: La Vanguardia