Tras el varapalo que supondrá, en principio, la victoria de Donald Trump para la lucha contra el cambio climático, Bill Gates ha decidido dar un paso adelante. El lunes anunció el lanzamiento de un fondo de inversión con 1.000 millones de dólares de capital para invertir en nuevas formas de energías limpias y renovables. Para ello, el fundador de Microsoft contará con el apoyo financiero de otros filántropos de Sillicon Valley como John Doerr, Vinod Khosla y John Arnold.
A través de Breakthrough Energy Ventures, la idea de Gates es invertir en «hallazgos científicos que tengan el potencial de proveer energía barata, fiable y limpia para el mundo», con dosis de tolerancia al riesgo y paciencia mucho más elevadas que un fondo tradicional. De hecho, ni Gates ni el resto de socios con los que está trabajando en la puesta en marcha de este fondo desde hace un año han logrado recoger fruto alguno de lo invertido en nuevas tecnologías hasta la fecha, pero tiene fe.
«Necesitamos explorar distintos caminos y eso significa que nos tenemos que inventar nuevos ángulos», escribió Gates sobre su iniciativa hace unos meses, una campaña que contará con capital de amplios bolsillos como el de Jeff Bezos, fundador de Amazon, o el de Richard Branson, el creador de Virgin.
El fondo de inversión está ligado a la Breakthrough Energy Coalition, un movimiento de lucha contra el cambio climático nacido al calor de la Cumbre del Clima de París del año pasado, y donde Gates y el resto de miembros -20 multimillonarios alrededor del mundo- plantearon sus cinco grandes metas para reducir los gases de efecto invernadero, centradas en electricidad, alimentación, construcción, manufactura y transporte.
Para empezar, sigue en el aire la permanencia de Estados Unidos en el acuerdo global firmado en París y ratificado por 200 países. El miedo entre los científicos es evidente ante la declaraciones del magnate neoyorquino, que dijo recientemente a la cadena Fox que «nadie sabe realmente lo que pasa con el clima». Eso sumado al nombramiento de un negacionista del cambio climático como Scott Pruitt, al frente de la Agencia para la Protección del Medio Ambiente, hace que las perspectivas de futuro sean un tanto sombrías, pese a la cascada de millones invertidos.
Fuente y fotografía: El Mundo