Como una jornada histórica. Así fue calificada la votación de en la Cámara de Diputados donde se aprobó el proyecto que reforma el Código de Aguas, que rige desde 1981 y que posee una visión donde predomina este elemento como recurso económico. Esta iniciativa, en cambio pretende otorgarle un carácter de bien nacional al agua.
Así, la reforma pone el uso para consumo humano, el uso doméstico de subsistencia y el saneamiento como la principal función para el agua.
El proyecto, que estuvo en tramitación por cinco años, fue aprobado con 63 votos contra 32 y contó con el respaldo de varios sectores. Ahora fue despachado para su revisión en el Senado.
Según indica el sitio web de la Cámara, el Código de Aguas establece que: «entre las normas planteadas, se determina que las aguas, en cualquiera de sus estados, son bienes nacionales de uso público, por lo que su dominio y uso pertenece a todos los habitantes de la nación. Bajo este precepto, se establece que el acceso al agua potable y el saneamiento es un derecho humano esencial e irrenunciable que debe ser garantizado por el Estado».
De acuerdo a la reforma, se establece que los nuevos derechos de aprovechamiento de aguas sean temporales y otorgados como concesiones a largo plazo, con un máximo de 30 años. Al mismo tiempo se establecen criterios de caducidad y extinción de estos derechos.
«Es una poderosa señal que ratifica que hay una gran mayoría del país que comparte la necesidad de que el agua vuelva a ser un bien nacional de uso público», expresó el senador PS Alfonso De Urresti.
La aprobación de esta reforma cobra relevancia si se tiene en cuenta el crítico déficit de agua que afecta a nuestro país, problemática que cubre cerca del 72 por ciento del territorio nacional.
Fuente y fotografía: Veo verde