“Si la abeja desapareciera del planeta, al hombre solo le quedarían 4 años de vida”. Esta frase, atribuida por el cine a Albert Einstein, puede parecer excesiva, pero es una impactante manera de situar a este animal en el importante lugar que ocupa para la especie humana. Ahora, el planeta debe lamentar una peligrosa amenaza: las abejas son ya una especie en peligro.
En 1988 había un total de 5 millones de colmenas en Estados Unidos, pero en 2015 pasaron a quedar sólo la mitad, aproximadamente unos 2,5 millones. Murieron el 42,1% de las colonias. Y este 2016, las proyecciones son peores.
Es por eso que el Servicio de Pesca y Vida Salvaje del país norteamericano ha incluido por primera vez a este animal como especie en peligro; concretamente a siete especies que contarán con una protección especial en virtud de la Ley de Especies en Peligro.
Entre los motivos de la reducción de la población de abejas está lareducción de su hábitat, los incendios, las especies exógenas, lospesticidas y la pérdida de diversidad genética, informa la CNN.
Vitales para el ser humano
Estos pequeños insectos son cruciales para el ser humano. Los problemas que afectan a las abejas y otros insectos polinizadores suponen una importante amenaza para la alimentación mundial, especialmente en las zonas del planeta con dificultades para abastecer de nutrientes a los grupos sociales más desfavorecidos.
Los insectos polinizadores aportan alrededor del 10% del valor económico de la producción agrícola a nivel mundial, pero su contribución para la nutrición humana es potencialmente mucho mayor, recuerda en su estudio el equipo encabezado por la profesora Rebecca Chaplin-Kramer, de la Universidad Stanford (Estados Unidos), publicado en la revista Proceedings B.
¿Por qué hay cada vez menos abejas?
La población de abejas está disminuyendo en todo el mundo, “pero este año será más aguda”, apunta Pau Bars, secretario de la Asociación de Apicultores de Catalunya. Según su punto de vista, esta crisis se debe al cambio climático, “que desorienta a las abejas. Estos animales tienen los ciclos climáticos muy marcados, y si varían como ahora, eso las trastoca”.
Si las abejas desaparecen, con ellas se irían multitud de plantas que dependen de ellas y detrás, asolados por el hambre, probablemente los seres humanos.
Desde hace casi 30 años sabemos que las abejas están muriendo, aunque aún no sepamos al 100% por qué. El 75% de la flora silvestre se poliniza gracias a las abejas y casi el 40% de las frutas y verduras que comemos procede de la polinización.
Los motivos no están claros aún, pero los expertos apuntan al aumento deluso de los pesticidas, el incremento de avispas asiáticas y de dos parásitos enemigos naturales de las abejas: uno interno (Acarapis Woodi) y otro externo (Varroa Destructor).
Pau Bars recuerda el importante trabajo de “control de la varroa, aunque no se acaba de erradicar. El problema es el desajuste climático: cuando hace frío se pueden controlar mejor los parásitos, ya que las abejas se agrupan y se pueden tratar de forma más efectiva”. Ahora, estos animales se comportan de forma muy diferente y su cuidado es más complejo.
Normativa estadounidense
La norma implementada por EE.UU. se hará efectiva a partir del 31 de octubre. La situación es especialmente grave, puesto que las abejas polinizan a numerosas especies vegetales, incluidas las utilizadas en agricultura
“Los polinizadores nativos prestan un servicio esencial en Estados Unidos a la agricultura por más de 9.000 millones de dólares anuales”, señala el codirector de la Xerces Society, Eric Lee-Mäder. La Xerces Society es una de las peticionarias de la iniciativa para la inclusión de las abejas en la lista de especies protegidas.
La huella del ser humano en la Tierra es devastadora. El trabajo para paliarla es trascendental. Algunos, sin embargo, lamentan que, a menudo, las soluciones lleguen demasiado tarde. “El ser humano no pone remedio a los problemas hasta que no está medio muerto”, lamenta Bars.
Fuente y fotografía: La Vanguardia