El aumento de las temperaturas de las aguas dulces por el cambio climático está provocando un aumento de la concentración de contaminantes en ríos y lagos, lo que está reduciendo drásticamente su biodiversidad, según un estudio liderado por la Universidad de Vic (Uvic-UCC).
El estudio afirma que esta reducción de la biodiversidad en las aguas dulces se está produciendo “a un ritmo muy elevado”.
El trabajo, en el que ha participado un equipo de científicos europeos, ha sido liderado por la doctora en Biología de la UVic-UCC Sandra Brucet, quien ha explicado que el aumento de las temperaturas asociado al cambio climático acelera la evapotranspiración del agua y dispara las concentraciones de contaminantes.
Esta situación, sumada a la explotación humana y el vertido incontrolado de sustancias perjudiciales, está laminando los ecosistemas de agua dulce, según el estudio.
El trabajo, publicado en la revista científica ‘Horizon Magazine’, también constata que la extracción de agua de los ecosistemas acuáticos ha aumentado en los últimos años, mientras que, en paralelo, se incrementan los vertidos incontrolados de contaminantes en el agua.
Algas
La presencia cada vez mayor de residuos, sumada al calentamiento global, acelera la producción de algas, unas plantas microscópicas perjudiciales para el sistema acuático porque consumen oxígeno para alimentarse y provocan la muerte de algunas especies de peces y anfibios, según la investigadora.
Además, también reducen la transparencia del agua e impiden que la luz solar pueda llegar al fondo de los ríos y lagos.
Los investigadores también han concluido que la combinación de los dos elementos -contaminación del medio acuático y calentamiento global- tiene un impacto perjudicial mucho mayor que cuando se dan por separado.
Para combatir la situación que la investigación ha puesto sobre la mesa, el equipo liderado por Brucet recomienda aumentar el ahorro de agua y reducir el número de residuos que se vierte a los ríos y lagos para garantizar su conservación.
Los resultados se sustentan en el análisis de una amplia base de datos -con información de más de 2.000 lagos de agua fría y caliente de toda Europa- y en varios experimentos que se han llevado a cabo durante más de 10 años en lagos artificiales.
De este modo, los investigadores han podido estudiar la evolución de la biodiversidad acuática.
Fuente y fotografía: EFE Verde