Las inusuales y alarmantes altas temperaturas que está registrando el Ártico y el extremo norte de Rusia están despertando peligros más allá de lo imaginable. Un brote de carbunco, enfermedad conocida como ántrax y olvidada desde hacer más de 75 años, se está cobrando las primeras víctimas en la región. Y todo por culpa del cambio climático.
El primero en fallecer ha sido un niño de 12 años, que murió en el hospital de la localidad de Salekhard, capital de la región autónoma rusa de Yamalia. Ocho personas, entre los 31 adultos y 41 niños que fueron hospitalizados en total, han sido diagnosticadas con la olvidada enfermedad.
De los que se sabe tienen la enfermedad, mal llamada ‘la plaga de Siberia’, cinco son adultos y tres, menores. Y eso teniendo en cuenta que la última vez que se registró la presencia de esta enfermedad fue en 1941.
El carbunco reaparece por las altas temperaturas
Todo empezó con la muerte masiva de renos en la región del círculo polar ártico. Según las autoridades locales, más de 2.300 animales han muertopor una epidemia de carbunco, por las altas temperaturas registradas.Estos hechos han obligado a evacuar y poner en cuarentena algunas zonas el pasado 25 de julio.
Según las autoridades locales, brigadas de veterinarios han vacunado a más de 35.000 renos que pastan en los territorios próximos al foco de laepidemia.
“Estamos literalmente luchando por la vida de cada persona, pero la es muy resistente”, apuntó el gobernador de Yamal, Dmitry Kobylkin, a la agencia de noticias Interfax.
Los restos de los renos muertos son incinerados, ya que las esporas delbacillus anthracis, que causa el carbunco, soportan temperaturas de hasta 140 grados centígrados.
Además, las esporas de ántrax puede sobrevivir en animales y humanos congelados durante cientos de años, esperando su liberación, tal y como destaca Alexei Kokorin, jefe del programa de clima y energía de WWF Rusia.
Qué es el carbunco y cómo se transmite
El carbunco afecta comúnmente a los animales como ovejas, vacas y cabras, pero los humanos que entran en contacto con animales infectados también pueden contraer esta enfermedad.
La infección por carbunco puede transmitirse por:
– La piel, si las esporas de éste hacen contacto con una cortadura o una raspadura en la piel.
– La vía respiratoria, si las esporas del carbunco penetran en los pulmones a través del tracto respiratorio.
– La vía digestiva, cuando alguien ingiere carne contaminada con carbunco.
Síntomas
Los síntomas de carbunco dependen del tipo de vía de transmisión, e incluyen:
– Síntomas del carbunco por vía cutánea: Úlcera con picazón, indolora, a menudo rodeada de hinchazón que puede ampollarse o formar una úlcera (llaga) negra. Con frecuencia se forma una costra, la cual luego se seca y se desprende al cabo de dos semanas. La cicatrización completa puede tardar más tiempo.
– Síntomas del carbunco por inhalación: Comienza con fiebre, malestar, dolor de cabeza, tos, insuficiencia respiratoria y dolor torácico.
– Síntomas del carbunco por gastrointestinal: Dolor abdominal, diarrea con sangre, fiebre, úlceras bucales, náuseas y vómitos (el vómito puede contener sangre).
El círculo polar ártico, torturado
La zona del círculo polar ártico está siendo maltratada de forma muy especial por el cambio climático. Las temperaturas promedio en Rusia han aumentado 0.43º en los últimos 10 años, pero el aumento ha sido más pronunciado en las zonas del extremo norte.
Este aumento de temperaturas, que derrite el permafrost, está provocando curiosos y alarmantes sucesos en Siberia. Por un lado, la desaparición de la capa de suelo permanentemente helada en algunas zonas ha hecho que el suelo colapse y se generen inmensos agujeros, como el situado en la ciudad de de Batagai.
Por otro lado, todos los ojos volvieron a estar puestos en esta zona norte de Rusia por culpa de unas misteriosas burbujas que fluctúan bajo el suelo. Son bolsas gigantes de CO2 y de metano, liberados también por culpa del deshielo del permafrost.
¿Hasta dónde y hasta cuándo deberá sufrir el planeta por nuestros excesos?
Fuente y fotografía: La Vanguardia