La severidad del fenómeno de El Niño en 2015 y principios de 2016 ha alterado el patrón de lluvias en varias zonas del mundo. En la cuenca del Amazonas, la precipitación se ha reducido tanto que la región está sufriendo su peor sequía desde 2002. Pero la mala noticia no acaba ahí porque estas condiciones constituyen «un escenario de riesgo de incendios en la zona sur del Amazonas», afirma Doug Morton, investigador de la Tierra en el Centro Goddard de Vuelos Espaciales de la NASA en un comunicado de esta agencia. De hecho, el riesgo entre el presente mes de julio y el próximo mes de octubre excede al de 2005 y 2010, dos años especialmente secos en los que se quemaron grandes áreas de selva.
Para analizar la relación entre clima y fuego, científicos de la Universidad de California y de la NASA crearon en 2011 el Amazon fire forecast. Su objetivo es estudiar la relación entre la temperatura de la superficie del mar con la actividad de los fuegos detectada por los satélites de la NASA para predecir la severidad de la época de incendios. Así se ha observado que a medida que se incrementa la temperatura de las superficies del océano Pacífico (como sucede durante El Niño) y del océano Atlántico, las lluvias se alejan del Amazonas y, con ello, aumenta el riesgo de incendios durante los meses más secos.
«Cuando los árboles tienen menos humedad que aprovechar al comienzo de la estación seca se vuelven más vulnerables a los incendios y se evapora menos agua a la atmósfera», dice el científico de la Universidad de California Jim Randerson. «Esto deja millones de árboles bajo condiciones de estrés y baja humedad, y eso permite que los fuegos sean mayores de lo que normalmente serían», añade.
El trabajo de los científicos de la NASA y de la Universidad de California es especialmente útil en materia de prevención. «Las previsiones de fuegos tres o seis meses antes del pico de máxima actividad de incendios son importantes paraidentificar áreas con elevadas probabilidades de quemarse», dice Liana Anderson, del Centro Nacional de Brasil de Monitorización y Alerta Temprana de Desastres Naturales. El objetivo es planificarse porque es mejor prevenir que curar.
Fuente: El Mundo
