Su apertura estaba prevista para 2009, pero el Centro de Interpretación del Agua de Loja no abrió sus puertas hasta ayer por la noche, cuando por fin este original edificio, que simula un gran cubo de hielo, recibió a los primeros visitantes en sus dos plantas expositivas. «Problemas técnicos y presupuestarios», como recordó la concejala de Turismo, Paloma Gallego, han demorado hasta la fecha el estreno de este espacio, que quiere servir para «la puesta en valor de los recursos turísticos de Loja, en este caso, la riqueza hídrica del municipio», destacó Gallego en un acto inaugural seguido por decenas de personas entre autoridades, asociaciones y vecinos de la ciudad.
Este museo del Agua, al estilo de los que ya existen en localidades como Grazalema o Lanjarón, quiere que el elemento fundamental para la vida también sea un recurso turístico para dar a conocer la ciudad «y seguir aumentando el número de visitantes», afirmó la edil de Turismo. Como dijo antes de cortar la cinta inaugural el alcalde, Joaquín Camacho, «no todas las ciudades tienen este recurso». Por eso, la idea del consistorio es que el centro, «cerrado muchos años por problemas por fin solventados», sirva para dinamizar la ciudad y la zona de la avenida Pérez del Álamo, donde se encuentra este edificio, a orillas del río Genil. De hecho, como anunció el propio Camacho, ahora se trabaja para llegar a un convenio con el Parque de las Ciencias, «de manera que el museo sea una especie de extensión del parque como espacio divulgativo en torno al agua».
Un gran cubo de hielo
Este llamativo edificio de vidrio, marcado por la palabra ‘agua’ en decenas de idiomas, cuenta con seis estancias distribuidas en dos plantas para recordar que, no por casualidad, Loja es «la ciudad del agua». En la planta baja están la Sala de la Inmersión, donde se trata la temática ‘agua’ en toda su extensión; el patio, donde se recrea el bosque mediterráneo típico del entorno; y la Sala de las Historias, que cuenta la relación de Loja con el agua a través de las diversas civilizaciones que la han habitado. En la planta superior se concentran otros contenidos vinculados al elemento vital. Destaca la Sala del Entorno, que retrata el agua en el cielo en forma de precipitaciones, en el subsuelo en forma de manantiales y en el territorio en forma de ríos y arroyos. Además de los constantes mensajes ecológicos para concienciar sobre el uso sostenible de este recurso natural, este gran ‘ice cube’ -que es como se denominó al proyecto en su día- incluye un laboratorio para la labor experimental, una sala de audiovisuales y continuas referencias a la riqueza hídrica de Loja, donde tienen factorías dos conocidas empresas de agua embotellada.
El Museo del Agua, gratuito para los lojeños según indicó el primer edil, también gestionará a partir de ahora la forma de ser destino de excursiones y visitas grupales. El centro, cuyo coste total supera los 600.000 euros, también destaca por estar flanqueado por las dos grandes chimeneas de un antiguo molino aceitero y por recorrer sitios locales tan conocidos como la Fuente de los 25 Caños, el monumento natural de Los Infiernos o nacimientos y parajes como el de Riofrío.
Dilatado proyecto
Este dilatado proyecto se enmarca en el Plan Turístico Ciudades Medias, al que Loja se unió hace una década, y está impulsado por el Ayuntamiento de Loja y la Consejería de Turismo, Comercio y Deporte de la Junta. Hasta su estreno, el museo ha pasado un largo periplo. Primero se pasó de presupuesto: la partida inicial para la dotación interior era de alrededor de 400.000 euros, pero finalmente se vio reducida en unos 170.000 euros porque esa cantidad se hacía necesaria para acabar la propia obra. Después hubo cambios en el proyecto y problemas técnicos -fundamentalmente eléctricos según el Ayuntamiento- que demoraron su apertura. Además, el edificio ha sido objeto de varios actos vandálicos y, en otro orden de cosas, tema de enfrentamientos reiterados entre el PSOE y el gobierno municipal del PP.
Fuente y fotografía: Ideal