Las grietas de la tierra en sequía, un oso polar en islas de glaciares a punto de derretirse o el humo de las fábricas pintando las nubes de negra polución son algunas de las imágenes típicas asociadas al cambio climático.
Pero todo indica que los efectos del calentamiento global también los podemos estar viendo en nuestros propios cuerpos, por causa de su impacto sobre la calidad de los alimentos.
Es un efecto global. Ni siquiera los escépticos del cambio climático pueden negarlo.
Se llama costo nutricional del cambio climático, y aunque algunos especialistas llevan tiempo estudiándolo el gobierno de EE.UU. abordó el tema en un informe oficial por primera vez esta semana.
En su reporte anual «Los Impactos del Cambio Climático en la Salud», publicado el martes, los expertos del Programa de Investigación del Cambio Global de los Estados Unidos (USGCRP, en inglés) mencionan por primera vez, de forma oficial, las consecuencias del cambio climático en la calidad alimentaria, y lo califican como un «hallazgo clave».
«El cambio climático está afectando la calidad de los alimentos que comemos cada día, de por vida», resume para BBC Mundo Irakli Loladze, profesor asociado del Bryan College of Health Science, en Lincoln, Nebraska, EE.UU., el científico detrás de la mayor investigación sobre el tema.
Tendencia oculta
Loladze lleva 14 años estudiando el tema, pero publicó su extensa investigación –en la prestigiosa revista científica eLife, de la fundación Wellcome Trust– hace solamente dos.
Según el biólogo y matemático, su principal problema era la dificultad de probar que los alimentos que ingerimos están siendo contaminados por el dióxido de carbono de la atmósfera.
«Es difícil detectar el efecto del CO2 en los minerales de las plantas con pequeñas muestras, por eso lo llamé ‘tendencia oculta’«, cuenta Loladze.
Es dificil de detectar. Por eso lo llamé ‘tendencia oculta’
Pero tras analizar los efectos de CO2 en cultivos y plantas silvestres, el biólogo molecular descubrió que algunos alimentos se están volviendo ricos en carbohidratos y pobres en algunos nutrientes esenciales.
Hicieron falta más de 12 años de trabajo, analizando datos generados en cuatro continentes por investigadores de 13 países, entre ellos China, Australia, Alemania, Reino Unido, Estados Unidos o Japón, para confirmar el problema.
No fue el primer estudio al respecto; otros científicos habían comenzado a explorar el fenómeno hace casi 20 años, pero sí fue «el mayor estudio hasta la fecha en este campo», explica el experto.
En total, la investigación abarcó 120 variedades de plantas.
«La enormidad del impacto del incremento del CO2 en la nutrición humana se volvió evidente.
Pese a que había comenzado a desarrollar su hipótesis en 2002 —aplicando una teoría conocida como «estequiometría biológica»— Loladze dice haberse sentido«verdaderamente alarmado» al comprobar cómo los datos confirmaban su hipótesis.
«La enormidad del impacto del incremento del CO2 en la nutrición humana se volvió evidente», dice.
Llegar a publicar el estudio en una revista científica le costó 20 meses (y tres intentos).
Pero ahora, las autoridades estadounidenses parecen querer, al fin, tomar cartas en el asunto. O, por lo menos, reconocerlo.
Más azúcar, menos minerales
¿Cómo sucede ese proceso?, ¿por qué se «contaminan» los alimentos con el CO2?
«Los organismos fotosintéticos, como las plantas, son las fábricas de hidratos de carbono del mundo», explica Loladze.
A través de la fotosíntesis las plantas transforman el CO2 en agua y en azúcares.
Y, cuanto más CO2 reciben, más azúcares producen, utilizando los carbohidratos adicionales para su crecimiento, o bien almacenándolo.
El incremento de los niveles de CO2 ya ha alterado la calidad de nuestra comida.
El problema, tal y como explica Loladze, es que esos carbohidratos diluyen el resto de los nutrientes de los tejidos de las plantas.
«Tener más azúcares y almidones es bueno para las plantas, pero malo para nosotros», dice.
«Y los altos niveles de CO2 también hacen que las plantas transpiren menos agua, por lo que llegan menos minerales esenciales a sus raíces».
«Efecto global»
Según el experto, las plantas C3 (las que producen un compuesto de tres carbonos en la fotosíntesis) son las más afectadas.
Entre ellas se incluyen el trigo, el arroz, las patatas y casi todas las frutas y vegetales.
Las plantas C4, como el maíz, resultan algo menos afectadas, indica el científico.
«Cada vez liberamos más dióxido de carbono en el aire», agrega.
Y, según Loladze, existe un vínculo directo entre este fenómeno y las crecientes epidemias de diabetes y obesidad en el mundo.
«El incremento de los niveles de CO2 ya ha alterado la calidad de nuestra comida».
«Es un efecto global. La calidad de las plantas en toda la biosfera se ha modificado por el aumento de CO2. Ni siquiera los escépticos del cambio climático pueden negarlo«.
Fuente y fotografía: BBC