La creación de un ente regulador del agua puede ser una de las soluciones para ordenar y racionalizar la gestión que se hace del recurso en nuestro país. Esta es una reclamación que hacen algunos economistas y que, entre otras cuestiones, se abordará en el Foro de la Economía del Agua, auspiciado por la Universidad de Alcalá y cuya primera sesión se celebra el próximo viernes 8 de abril en Madrid. «Queremos aportar racionalidad económica al debate del agua», dice José Carlos Díez, economista y director del Foro de la Economía del Agua.

Y eso pasa por coordinar políticas; ver el agua desde una perspectiva más holística y por reformar el sistema antes de que llegue una gran sequía, resume Gonzalo Delacámara, profesor de Análisis Económico de la Universidad de Alcalá, asesor en Política de Agua de la Comisión Europea y director académico del Foro de la Economía del Agua . Y es que Delacámara cree que «lo mejor que le ha podido ocurrir a España en esta crisis es que lloviera».

La demanda de un regulador la vienen haciendo desde hace tiempo también las empresas operadoras de los servicios de agua urbana para salvar las grandes diferencias que existen entre un servicio y otro dependiendo de los ayuntamientos, que son los que tienen la competencia del servicio de agua. Delacámara llamó la atención sobre la hiperregulación en España, con hasta seis niveles de la Administración trabajando a la vez y más de 8.000 ayuntamientos «regulando cada uno por su cuenta», según expuso el profesor.

«Es irracional imponer una tarifa única del agua, pero sí debe existir un regulador único y en España no lo hay», concluyó, al tiempo que recordaba que esta figura funciona eficazmente en muchos otros países, como Reino Unido y numerosos países en América Latina, de los que Chile es el mejor ejemplo de un caso éxito. El país andino ha demostrado, a juicio de Delacámara, que «con un regulador fuerte, funciona bien el servicio, sea este prestado por actores públicos o privados».

Fallo del sistema de incentivos

Además de que «España no tiene un regulador ni una regulación estricta y bien ordenada sobre el agua, tenemos un sistema de diseño de incentivos que no funciona», afirma José Carlos Díez. Así, por un lado, el agua del subsuelo no tiene coste de extracción, y el resultado es que tenemos 500 hectómetros cúbicos de agua procedentes de la sobreexplotación de acuíferos. Y, por otro lado, tenemos otros potenciales 500 hm3 procedentes de desaladoras infrautilizadas -en promedio están operando por debajo del 20%- y que han costado mucho dinero. Esto es, «faltan incentivos para gestionar el agua, pero sí los hemos tenido para construir las infraestructuras», resume Delacámara.

Ésta y otras dificultades a las que se enfrenta el sector del agua en España se abordarán en el Foro de la Economía del Agua. La primera jornada, el próximo 8 de abril, tendrá como protagonista a Finn E. Kydland, premio Nobel de Economía 2004, y se centrará en los desafíos de la gestión del agua que se plantean en España y a nivel global. Las siguientes jornadas tendrán lugar el 7 de julio y el 11 de noviembre.

Los expertos del Foro de la Economía del Agua creen que las inundaciones en Sada (La Coruña) de hace unos días, lo que pasa en el río Arga en Pamplona, las inundaciones que se dan todos los años en la cuenca del Ebro, las restricciones de agua en las islas Canarias, lo que ocurre en el Levante… son el síntoma de que «estamos gestionando mal el recurso», afirma Delacámara.

Fuente y fotografía: ABC