Esta semana se cumplen tres mese desde que se detectó que el último tramo del emisario de la nueva depuradora se hunde en el fango de la ría. Esta situación obligó a paralizar la instalación del mismo. Acuaes, empresa pública dependiente del Ministerio de Medio Ambiente, se fijó en noviembre un plazo de dos meses para dar solución al problema. Todavía no se ha tomado una decisión al respecto.
Este retraso impide que se ponga a prueba el conjunto de la planta macrodepuradora hasta al menos el otoño, cuando esta fase debería haberse iniciado estos meses según lo contratado en el proyecto. Su puesta en marcha quedará, pues, relegada a finales del 2016, casi un año más tarde de lo previsto.
No es la única obra que va retrasada. Los plazos que se habían fijado en el contrato indicaban que la planta estaría finalizada a inicios del 2016. Habrá que esperar hasta la primavera para que se activen las primeras pruebas de la depuradora, según calcula Roberto Rodríguez, director de Augas de Galicia.
Además, este indica que al terminar el verano se habrá aplicado ya una solución al problema de la tubería a pesar de que el Gobierno todavía desconoce cómo solventarlo. Fuentes no oficiales conocedoras de la obra indican que una de las soluciones que se barajan es acortar la longitud del emisario, extremo que no confirman desde Acuaes.
Durante la instalación del tramo final del emisario, la empresa detectó que la tubería se hundía a más profundidad de la que se había calculado. Según explica Acuaes, era difícil preverlo por la dificultad que presenta tomar datos del fondo marino a esas profundidades. El emisario es una tubería compuesta de polietileno de alta densidad de 335 metros de longitud. A lo largo se sitúan 31 cabezas con dos salidas de agua que vierten los residuos depurados a 36 metros de profundidad. De este modo se evita que se concentren en una misma zona los efluvios.
El coste de la ansiada macrodepuradora es de 240 millones de euros, financiada a partes iguales por el Gobierno y la Xunta. El Concello aportó los terrenos. Está construida pensando en que pueda dar servicio hasta 800.000 personas. Tratará 147.000 metros cúbicos al día.
La conclusión de la obra absorbe en los presupuestos de la Xunta del 2016 8,3 millones de euros enmarcados en transferencias a costa del convenio suscrito por Xunta, Concello y Acuaes.
La instalación eléctrica de Zona Franca que dará servicio a la planta está concluida
Otra de las patas que necesita la depuradora para entrar en funcionamiento es la electricidad. La Zona Franca tiene en su agenda la edificación de una subestación de alta capacidad que de servicio exclusivo a PSA. Para poder llevar la energía hasta la misma, tenía que construir los pilares de conexión. Fenosa advirtió al consorcio de que Acuaes iba a licitar la misma obra para llevar la electricidad hasta la depuradora, por lo que ambos entes firmaron un convenio de colaboración para construir una única canalización para la electricidad. Dicha obra está concluida.
La edificación de la subestación de Citroën tendrá que esperar mientras tanto hasta que se sepa si es viable por el PXOM del año 1993 o si tendrá que usar la ley recientemente aprobada por la el Parlamento gallego.
Preocupación entre pescadores
Los pescadores no esconden su preocupación ante la instalación de la desembocadura del emisario en el medio de la ría. Misael García, patrón mayor de Vigo, entiende que sería beneficioso para la pesca que el tramo difusor saliera por la boca norte, aislando tanto a las Cíes como al interior de la ría de posibles problemas. Afirma que esa es la decisión que se tomó en Ferrol.
Aunque los científicos han descartado que el agua que sale depurada afecte a las especies o a la cría del mejillón, García cree que mientras estaba en el Lagares, se podía comprobar con más facilidad si la calidad de la depuración del agua era la correcta. El pósito intentará corregir esta situación aunque reconoce que «lucha contra un gigante».
Fuente y fotografía: La Voz de Galicia