La multinacional sevillana Abengoa intentará esta semana alcanzar un acuerdo preliminar con la banca y los bonistas para comenzar a trabajar en un pacto que permita evitar el concurso. El plazo concluye el 27 de marzo y los tiempos para lograr este objetivo son ya muy cortos.

El contexto para alcanzar este acuerdo será difícil. Este martes declara como imputado su expresidente, Felipe Benjumea, en el marco de la investigación en la Audiencia Nacional por la denuncia de presunta administración desleal. El otro hito será el 29 de febrero, cuando el Consejo de Administración se reúna para aprobar unas cuentas anuales que arrojarán unas pérdidas superiores a 1.000 millones debido en parte al impacto de la paralización de varios de sus proyectos y adjudicaciones. Entre uno y otro día la multinacional sevillana debería tener ya bajo el brazo un pacto con la banca y los bonistas para trabajar en la salida del preconcurso.

Abengoa quiere rebajar inicialmente su deuda de 9.500 millones a 3.900. La compañía pedirá a la banca y a los bonistas que cambien casi 6.000 millones de euros de deuda por el 87,5% de las acciones de un grupo que hoy vale 150 millones. Inversión Corporativa (la firma con la que la familia Benjumea y otros accionistas históricos han controlado el grupo) ha reducido en estos meses su participación al 20% y, tras este proceso, quedará diluida al 2,5%. A partir de ahí, Abengoa negociará la entrada de 1.600 millones de nueva deuda (650 millones en bonos canjeables por el 31% de Atlántica Yield, más 500 millones en bonos a cinco años y 500 millones en nuevas líneas de crédito). A esto se le unen 800 millones en avales.

Tras la reunión del martes, Abengoa espera una respuesta positiva antes del viernes (o al menos una señal de que hay una clara aproximación de posturas). La teoría es que se preserva la espina dorsal de Abengoa para que en cinco años la banca pueda recuperar todo su dinero gracias a la propia revalorización de la firma. A los proveedores no se les plantea ninguna quita. Cuando llegue el 27 de marzo, la deuda impagada a proveedores será de unos 550 millones y a partir de ahí el objetivo de la empresa será negociar con los más grandes para dilatar plazos de pago y lograr condiciones más ventajosas.

La palanca para reactivar la empresa serán los proyectos de México (dos grandes plantas de ciclo combinado), la iniciativa Atacama Solar (el mayor parque termosolar de Sudamérica), el de Sudáfrica (donde está en proceso de construir su tercera gran planta termosolar) y Arabia Saudí (una central de gas por 1.800 millones de euros).

La actitud de los bonistas al plan ha sido buena, dado que los grandes afectados (BlackRock, Värde o Centerbridge) tienen un claro perfil inversor y están analizando las posibilidades de reflotamiento de la empresa desde el punto de vista de los beneficios que le podría reportar (y es que en muchos casos compraron bonos en plena crisis del grupo con grandes descuentos). El caso de los bancos es distinto dado que como acreedores, su objetivo prioritario es minimizar las pérdidas.

Fuente y fotografía: ABC