Hace dos años se catalogaron a las abejas como especies en peligro de extinción. De acuerdo con la Universidad de Reading, la diversidad de estos animales ha disminuido al grado de provocar la extinción de siete de sus especies: “Cuatro especies de abejorros se han extinto de toda Europa, y la tendencia señala situaciones similares en Norte América y China.”
¿Las causas? Entre las más revisadas es el pesticida de origen químico que amenaza la supervivencia tanto de las abejas como de otros insectos polinizadores. La Agencia de Protección Ambiental –EPA, por sus siglas en inglés– ha declarado que los residuos del plaguicida imidacloprid, comercializado por numerosas marcas, crea “potenciales riesgos para las colmenas cuando el pesticida entra en contacto con ciertas plantas que atraen a los polinizadores”.
Se encontraron residuos en concentraciones de 25 partes por mil millones en cítricos y plantas de algodón que pueden ser nocivos para las abejas, afectando a sus colmenas, y por tanto, sus descendencias.
Pese a que EPA continúa estudiando lo que sucede con el imidacloprid en plantas como el maíz y las verduras de hoja, en las cuales no se produce néctar y contienen residuos por debajo del nivel de neonicotinoides. Este químico ha disminuido drásticamente la población de las abejas en todo el mundo, dañando su cerebro y, en consecuencia, complicando el viaje de vuelta a sus colmenas.
Por otro lado, Bayer, el fabricante de imidacloprid, aseguró que el producto químico ha sido estudiado con anterioridad, asegurando que su uso es apropiado para el medio ambiente:
“Vamos a revisar el documento de EPA, pero a priori parece sobreestimar el potencial de las exposiciones nocivas en ciertos cultivos, como los cítricos y el algodón, sin tener en cuenta los importantes beneficios que ofrecen estos productos. Esperamos que la evaluación final del riesgo se base en datos científicos, así como en una adecuada comprensión de los métodos modernos en el manejo de plagas”.
Otras víctimas del imidacloprid son las mariposas y los pájaros, poblaciones las cuales representarían perdidas insostenibles para el medio ambiente y el ciclo de vida. Por ello, Lisa Archer, jefa del programa de alimentos y tecnología de Amigos de la Tierra, expresó con impotencia: “EPA tiene que dejar de arrastrar los pies y tomar medidas decisivas para suspender estos pesticidas tóxicos para las abejas”.
Fuente y fotografía: Ecoosfera