Aunque es pronto para hacer un balance del invierno, la estación más fría ha llegado este año más tarde de lo habitual, provocando efectos directos en la fauna y flora española que, sin entender de calendario, están sufriendo las elevadas temperaturas con comportamientos poco acordes a esta época: osos aún sin hibernar, almendros ya florecidos o cosechas anormales son solo algunos ejemplos de una larga lista de fenómenos que se están viviendo en muchas zonas del país.
El portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), Ángel Alcázar, explica que este invierno está registrando en España «unas temperaturas anormalmente altas y con escasa precipitación hasta finales de diciembre», a lo que hay que sumar un otoño que se podría calificar de «cálido y seco». En general ha habido una «anomalía de media de un grado» en bastantes comunidades autónomas, algo que Alcázar califica de muy llamativo en el ámbito de la temperatura.
Y no es un caso particular de España. La NASA y la Administración de Océanos y Atmósfera de Estados Unidos (NOAA, por su sigla en inglés), acaban de dar a conocer que el planeta tuvo en 2015 la temperatura más alta desde que se tienen registros, hace 136 años.
Almendros floreciendo, cosechas a la basura…
Los almendros son de las especies más madrugadoras y en este ‘falso invierno’ muy especialmente. Las elevadas temperaturas han provocado el florecimiento de este árbol unos 20 días antes de lo normal en algunos rincones de España, un fenómeno que cada temporada se observa con mayor frecuencia, según indica el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Y si ahora se producen las heladas que no han acontecido, el fruto que nacerá de la flor podría dañar numerosas producciones.
Así lo advierten desde la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA). «Estamos con mucha preocupación porque los árboles frutales se tienen que paralizar en invierno para que luego empiece la floración. Como no ha hecho frío y las temperaturas han sido altas se está adelantando. En algunas zonas hemos visto como la temperatura no ha bajado en la noche de 10 o 12 grados y en otras está superando los 20 grados por el día. No es normal», expone Lorenzo Ramos, secretario general de UPA y agricultor extremeño en la zona de Extremadura.
Pero no solo almendros. Cerezos, melocotoneros, nectarinas o ciruelos son algunas de las especies frutales que ya han comenzado la germinación en distintas zonas de España ante la ausencia de heladas. Frutos como la nectarina precoz ya tienen casi el 50% florecido o a punto de florecer, indica el representante de la UPA.
¿Y si el frío no llegara? Las recolecciones se adelantan, cuenta Ramos. Esto puede tener consecuencias positivas y negativas para la industria agrícola. Al adelantarse la producción a otros mercados extranjeros puede favorecer a nivel económico por la falta de competencia, pero si hay excedente los precios se descalabran. Por el ejemplo, en el caso de la fresa, las elevadas temperaturas registradas en la provincia de Huelva durante los meses de noviembre y diciembre han acelerado la maduración y la cantidad recolectada cuadruplica ya a la del año anterior en dichos meses. «Hay más fresas en el mercado de las que pudiera caber y están cayendo los precios», subraya Ramos.
Los productores de brócoli, una hortaliza que principalmente se cultiva en invierno, están viviendo una temporada negra. Las temperaturas medias de estos meses ha propagado un tipo de hongo que ha afectado a parte de la cosecha de esta verdura, que ha terminado directamente en la basura.
A principios de enero, la sobreproducción de lechuga, brócoli y coliflor en Murcia obligó a muchos agricultores a la retirada inmediata de parte de la sobreproducción para evitar que se hundieran los precios y estabilizar los mercados en semanas posteriores, según apuntaron desde la Consejería de Agricultura de Murcia.
Osos sin hibernar en el Pirineo catalán
La fauna tampoco ha pasado por alto estas temperaturas anómalas. Diferentes ejemplares de oso que viven en la zona de Lladorre (Lérida) aún campan por los montes y no han comenzado lo propio, la fase total de hibernación que realizan dentro cuevas en el Parque Natural del Alto Pirineo. Así lo ha constatado el Departamento de Territorio y Sostenibilidad de la Generalitat de Cataluña.
Otros animales, como el sapo común, están reaccionando a un año «hidrológicamente anómalo», según la Asociación Herpetológica Granadina, adelantando el inicio de la actividad reproductora por una temperatura ambiental nocturna por encima de los cero grados centígrados.
Las procesionarias también están haciendo acto de presencia antes de lo normal en algunos bosques. En el Pirineo catalán este insecto está colonizando más de 100.000 hectáreas.
Un peligro «progresivo y crónico» para el ecosistema marino
En el caso del ecosistema marino, las temperaturas más altas de lo normal no tienen una repercusión puntual, más bien es un mal «progresivo y crónico» que se está observando durante años, subraya Javier López, científico marino de la fundación Oceana.
Así, López describe cómo el cambio climático y el calentamiento global está afectando a este ecosistema menos visible y advierte de la peligrosidad: «Cuando queramos actuar, ya puede ser demasiado tarde».
«Hay algunas especies que son menos tolerantes a estos cambios de temperatura y en el caso de aquellas que no se pueden desplazar pueden verse abocadas a un estrés o a la desaparición», indica el científico de Oceana. Esta reacción de la fauna marina puede cambiar directamente los patrones de migración o zonas de reproducción. Por ejemplo, señala López, hay algunas especies que a lo largo del ciclo de vida siguen trayectorias y, a causa del calentamiento global, estas «carreteras» que han recorrido durante miles de años se ven desplazadas o modificadas.
Es el caso de la caballa. Este pez, que durante su migración circular pasa por aguas de la Península Ibérica, tiene esa capacidad de desplazamiento y, poco a poco, su patrón migratorio se mueve más al norte, de acuerdo a evidencias científicas, donde encuentra su nicho de temperatura. De momento, describe López, «es una afección leve» pero podría tener consecuencias para la industria pesquera, en términos de capturas y beneficios económicos, al ser una especie menos accesible. En otros países como Islandia o Groenlandia, desde hace unos cuatro años, la caballa ha aparecido en sus aguas y es blanco de capturas para sus pesqueros.
Otro animal marino que ha aumentado su presencia en el mar Mediterráneo es la medusa, un organismo no migratorio más tolerante al incremento de la temperatura del agua. «Tiene picos de abundancia, pero si encuentran condiciones óptimas para su desarrollo favorece su proliferación», asegura Javier López. De ahí que pueda haber una presencia mayor en las costas españolas, perjudicando directamente al sector turismo. Cabe decir que a esta especie también le afecta la sobrepesca al haber menos predadores.
Fuente y fotografía: 20 minutos