Los negociadores sobre el cambio climático iniciaron este jueves su cuenta atrás para cerrar un acuerdo que decida la suerte del planeta, con vacilaciones sobre la ambición del histórico texto y recriminaciones entre países ricos y en desarrollo.
Según la AFP, tres son los puntos de fricción que se anuncian previsiblemente hasta el final de esta conferencia, que termina hoy.
El primero es la diferente responsabilidad de los países industrializados y los que están en desarrollo; el segundo es cómo financiar la lucha contra el cambio climático y; el tercero, la ambición a largo plazo, es decir, cómo se reducen las emisiones de gases de efecto invernadero y se transita hacia una economía que no dependa de las energías fósiles.
El presidente francés, François Hollande, admitió que todavía hay dificultades para la firma de un acuerdo contra el calentamiento global, y señaló que la financiación y de dónde debe proceder, están entre los principales problemas.
Especialistas coinciden en que la cuestión de la financiación de los países en desarrollo para enfrentar las acciones que requiere el cambio climático, es una de las que mayor tensión ha generado durante las casi dos semanas de negociaciones en el complejo Le Bourget del norte de la capital francesa, recinto que acoge el evento.
Los países del Sur abogan por el principio de las responsabilidades comunes, pero diferenciadas, en alusión al papel mayoritario de las naciones industrializadas en la contaminación ambiental.
En entrevista a Prensa Latina, Enrique Lendo, director de Asuntos Internacionales de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales del Gobierno de México, señaló que hay que recordar que el actual proceso negociador no se inició en París, sino que ya lleva algunos años, desde la COP de Durban, Sudáfrica, en el 2011.
También en el mismo corazón de la cumbre, voces como la de Kinan de Riad, habitante de Arabia Saudita, reclaman que el cambio climático tendrá enormes efectos en el futuro y si no se toma una decisión ahora, será demasiado tarde para las generaciones venideras.
Aurora, el afamado oso polar gigante de Greenpeace fue llevado al recinto ferial parisino de Le Bourget para añadir presión para el logro de un ambicioso acuerdo climático.
Aurora, que está hecho de una serie de artefactos mecánicos recubiertos por imitaciones de pieles de oso, acompaña en la COP21 a los pueblos indígenas de todo el mundo, recordando a los ministros que el cambio climático afecta a todos, desde el ya menos congelado Ártico hasta las islas del Pacífico.
Fuente: Granma