Un reciente estudio internacional con participación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) revela que las emisiones de compuestos orgánicos como el bromo generadas de manera natural por la actividad biológica en los océanos contribuyen a la destrucción de la capa de ozono.

La investigación, publicada en la revista PNAS, demuestra que no sólo las emisiones provocadas por la actividad humana perjudican esta capa que nos protege de los rayos ultravioletas del sol, sino que la capa de ozono también se destruye por emisiones naturales oceánicas. Es el caso, por ejemplo, del bromo producido por acción metabólica del placton que se encuentra en la superficie marina.

La destrucción de la capa de ozono se vincula por lo general a las emisiones humanas de compuestos como los CFCs (cloro, fluor y carbono), así como también de halones, prohibidos actualmente en muchos países por su acción perjudicial contra la capa de ozono.

“Sin embargo, las emisiones naturales de compuestos orgánicos halogenados, como el bromo, también contribuyen de manera considerable a la destrucción del ozono de la estratosfera”, destacan los investigadores del CSIC. Además, en el mismo estudio se revela que “sorprendentemente, la cantidad de bromo inyectada a la estratosfera en el Este y Oeste del Océano Pacífico es muy similar, a pesar de las importantes diferencias en química y transporte atmosférico entre ambas regiones”.

Desde el CSIC advierten que cualquier cambio futuro en el estado de los océanos que pueda suponer un incremento de las emisiones naturales de bromo conducirá a una mayor destrucción de la capa de ozono. Por otro lado, Este tipo de emisiones no están contempladas dentro del Protocolo de Montreal, tratado que se creó con el fin de proteger la capa de ozono y a partir de ahora deberían tenerse en cuenta como factor determinante para su conservación.