El agua de los lagos o lagunas se renueva con mayor lentitud y su alta exposición a la acción humana las convierte en lugares vulnerables para sus ecosistemas. La contaminación es mayor en este tipo de aguas de transición y las consecuencias en la fauna que la habita es nefasta.
Así lo ha demostrado un estudio realizado por investigadores de las universidades de Túnez, Cádiz, Portugal y Córdoba. El equipo analizó por un lado la concentración de cadmio, plomo, cobre, zinc, aluminio, hierro y níquel en distintos tejidos, y, por otro, los efectos del estrés oxidativo y los daños que este provoca en la almeja fina que habita los lagos de Túnez.
Según publica la agencia Sinc, la almeja fina tunecina, utilizada como bioindicador, reflejó en este estudio tener la alteración en las glándulas digestivas y las branquias. De esta manera, encontraron cómo las lagunas de Boughrara y sur de Túnez son las aguas de transición más afectadas por la contaminación, conteniendo sus almejas altos niveles de cadmio, que es un metal muy tóxico.
Además, los investigadores comprobaron que las almejas más contaminadas estaban en lagunas en las que la temperatura era más alta. El aumento de temperaturas derivado del cambio climático podría provocar una mayor disponibilidad e incorporación de estos contaminantes.