La vida del Parque Nacional de Doñana continúa preocupando a la comunidad científica. El último informe de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) constata que el acuífero que nutre el parque está «en alerta roja» y que la situación es «insostenible» con el ritmo actual de captaciones de agua para uso agrícola.

En plena celebración del 50 cumpleaños del parque, tres de las cinco masas de aguas subterráneas en las que se divide están en situación extrema y con los trámites ya iniciados para declarar su sobreexplotación, y de los 16 sectores en los que se subdivide hay once en mal estado. Con esta situación sobre la mesa, organizaciones como WWF señalan el fracaso de los planes adoptados en los últimos años.

Según publica El Periódico, el desequilibrio que existe radica en que las grandes extracciones para regadío superan los recursos disponibles, de ahí que la CHG mueva ficha y esté en trámites de declarar sobreexplotadas las tres masas de agua en peor estado, la medida de mayor gravedad que contempla la ley.

De hecho, la CHG reconoce la «insuficiencia» de esas actuaciones: se prolongaron hasta el 2022 al no recuperar el nivel adecuado de los arroyos en el 2015, y ahora se prevé que tampoco se logren en el 2022. El nuevo horizonte para revertir la situación, señala el informe, se sitúa ahora en el 2027. El documento, no obstante, arroja algo de luz sobre las posibles soluciones. Los Mimbrales, la parcela cuyos derechos de regadío compró el Gobierno central en el 2015 para que el agua siguiera en el subsuelo, es la única zona donde se aprecia mejoría, con niveles hídricos por encima de las lluvias registradas.