Investigadores de la Universidad Rovira i Virgili han demostrado el potencial económico y medioambiental de las plantas de almacenamiento de energía solar térmica en la Unión Europea. Las simulaciones se han realizado para centrales de Madrid, Atenas, Berlín y Helinski, y se ha comprobado que el impacto ambiental relacionado con el efecto invernadero puede llegar a disminuir un 70% respecto al sistema clásico de calefacción con gas natural.
El principio del funcionamiento de las plantas centralizadas de calefacción solar con almacenamiento de energía térmica es sencillo: acumulan el exceso de energía solar térmica del verano para utilizarlo en invierno. De este modo se consiguen dos objetivos: ahorro económico, provocado sobre todo por la reducción del gas natural de las calderas, y ahorro ambiental debido a la reducción de gases de efecto invernadero. La implementación requiere colectores solares, tanques para almacenar el agua caliente y una gestión óptima del sistema de calefacción.
Estos métodos, que se utilizan en Canadá y en algunos países del norte y el centro de Europa, no están implantados en la mayoría de países que tienen más horas de sol. El sistema estudiado requiere una elevada inversión inicial, pero ha demostrado ser económicamente viable a largo plazo.
Han hecho simulaciones de plantas por varias zonas climáticas: en el sur de Europa (Atenas y Madrid), en el centro (Berlín) y en el norte (Helsinki). Los investigadores han simulado un conjunto de edificios con un total de mil viviendas en estas ciudades y han optimizado la instalación para garantizar el funcionamiento sin necesidad de utilizar gas natural durante buena parte de los meses de demanda de calefacción.
En los climas más fríos las dimensiones de los equipos son más grandes y, por tanto, la inversión inicial es más grande. Por ejemplo, el área de colectores solares para Madrid es de 7.000 m2 y para Helsinki tendría que ser de más de 30.000 m2. En cuanto al volumen de almacenamiento, seria de 65.000 m3 y 230.000 m3 respectivamente.