Distintas organizaciones ambientales piden que la nueva PAC (Política Agraria Común) para el periodo 2021-2027, y que está en pleno proceso de negociación, premie a los agricultores que conserven el medio ambiente y apuesten por la sostenibilidad, como los que trabajan en Red Natura 2000 o que con sus prácticas han generado sistemas de alto valor natural, importantes para la biodiversidad.
Actualmente, la PAC destina la mayor parte de sus fondos públicos a la agricultura industrial, donde además se concentran un pequeño número de beneficiarios (el 80% de las ayudas se destinan al 20% de los beneficiarios). Este es un modelo de ayudas que ha dejado fuera a la agricultura familiar respetuosa con el medio ambiente y más vinculada al territorio.
Son las conclusiones del diálogo en el que participaron SEO/BirdLife, WWF España y Europarc-España en el marco de la 14ª edición del Congreso Nacional del Medio Ambiente (Conama), donde participaron también representantes de la administración y de otras organizaciones sociales.
Por su parte, los representantes del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación y del Ministerio para la Transición Ecológica se mostraron optimistas ante el reto ambiental, aunque subrayaron el desafío de la coordinación para el logro de los objetivos. Asimismo, los representantes de la administración destacaron la necesidad adicional de recursos humanos para gestionar los fondos que se asignen a los objetivos de la biodiversidad.
Ayudas perversas
Las organizaciones ambientales pusieron en entredicho las ayudas perjudiciales o con efectos secundarios negativos para los objetivos ambientales y climáticos, los denominados «subsidios perversos», con medidas que premian la intensificación agraria por encima de la capacidad de los ecosistemas.
El informe Quién contamina cobra, realizado hace unos años por SEO/BirdLife y WWF demostró, por ejemplo, que la PAC apoya más a los cultivos que más agua consumen: un cultivo de secano recibe, en números redondos, 200 euros por hectárea y año comparado con loso 600 euros de una hectárea de regadío.