Una nueva serie documental de Netflix, Flint Town, colocó la ciudad estadounidense de Flint, Michigan en el foco de la actualidad. Esta ciudad del Medio Oeste americano estuvo en el ojo del huracán mediático en 2014 debido a que la mala inversión en infraestructura hídrica provocó una crisis hídrica en la que más de 100.000 personas estuvieron potencialmente expuestas a la contaminación con plomo, luego de que este metal tóxico se filtrara en el suministro de agua de la ciudad. Después que una auditoría develara la administración fraudulenta, el estado de Michigan asumió la responsabilidad financiera y anunció la construcción de un nuevo sistema de cañerías para suministrar a la ciudad con agua de un lago cercano.

Mientras se construía el sistema de cañerías en 2014, la ciudad empleó el río Flint como fuente de agua. Sin embargo, después del cambio, los residentes pronto se quejaron del extraño sabor, aspecto y olor del agua. La Agencia de Protección Ambiental (EPA, en sus siglas en inglés) y Virginia Tech (Instituto Politécnico y Universidad Estatal de Virginia) analizaron  el suministro de agua a los hogares en 2015, y sus resultados mostraron que éste contenía niveles peligrosamente altos de plomo.

Así es como Netflix produjo una primera temporada de ocho episodios que plantea cómo una crisis del agua puede agravar una situación ya de por sí volátil. Tal como advirtió el Consejo Mundial del Agua Si las autoridades encargadas de la gestión del agua y de la financiación de la infraestructura no prestan la atención necesaria, la realidad que enfrenta Flint podría repetirse en otros lugares.