Debido al impacto de la acción del hombre, los pulpos sufren modificaciones fisiológicas para poder vivir en ambientes que han sido alterados. Así lo confirma un estudio realizado en la costa de Mallorca y dirigido por el doctor Pablo Arechavala, del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (IMEDEA), del que forman parte el CSIC y la UIB.
Según indica IMEDEA, en el estudio se han utilizado una serie de biomarcadores que han servido para evaluar los diversos efectos de la contaminación ambiental en este tipo de recursos marinos de elevado interés ecológico y comercial. De esta manera se descubrió, por primera vez, cómo los pulpos se adaptaban a estos ambientes.
Las actividades humanas en aguas costeras como la contaminación o la modificación de hábitats pueden producir efectos biológicos nocivos en los organismos marinos. Dichos efectos están relacionados con la producción a nivel molecular de especies reactivas de oxígeno que causan daños celulares y tisulares a través de mecanismos de estrés oxidativo.
Tal como se indica en el estudio, los pulpos son organismos muy cosmopolitas porque se adaptan a un amplio rango de ambientes, pues tienen la capacidad de controlar el daño oxidativo desencadenando respuestas de enzimas antioxidantes.