El gigante asiático prohíbe las importaciones de algunos tipos de residuos sólidos que llegan desde el extranjero con el objetivo de mejorar su medio ambiente, una medida que puede tener efectos importantes sobre la industria mundial del reciclaje. Por lo tanto, las naciones que dependían de China para deshacerse de la basura, tendrán que buscar alternativas para gestionar estos residuos.

Con el comienzo de 2018 ha entrado en vigor la ley que prohíbe comprar 24 tipos de residuos que pueden agruparse en cuatro categorías: plásticos, papel sin clasificar, escoria e ciertos minerales y desechos textiles. Por su parte el Ministerio de Medio Ambiente asegura que la medida responde a los planes de país de mejorar su maltrecho medio ambiente mediante el cierre de numerosas plantas de reciclaje especialmente contaminantes.

Durante la década de los 80, China comenzó a importar residuos sólidos del exterior para reutilizarlos y evitar la escasez de algunas materias primas. Con los años se convirtió en el mayor destino de basura y, por lo pronto, la prohibición no será total pues se seguirán comprando residuos que estén correctamente seleccionados.