El año acabó con un saldo de 34 linces ibéricos muertos por atropellos en las carreteras (21) o por la acción de cazadores furtivos que colocan trampas para otras especies (13). Una cifra que preocupa WWF, una de las entidades más involucradas en evitar la extinción de esta especie de felino única.
A pesar de que 2016 cerró con la optimista cifra de 34 cachorros nacidos en libertad, gracias al proyecto Life Iberlince , lo que causó que pasaran de ser una especie en peligro crítico de extinción a ser una especie en peligro, la cifra del año que acaba ha congelado estas expectativas prometedoras.
Luis Suárez, responsable del programa de Especies de WWF España, afirmó a Europa Press que la recuperación del lince podría ser limitada por la acción humana, refiriéndose a los atropellos en carreteras, casi todos en Andalucía y Castilla La Mancha. «Es urgente poner fin a estos problemas para poder afrontar los verdaderos retos del futuro de la especie, como son la conservación del conejo y la conectividad entre poblaciones dispersas». En ese momento la especie cuenta con 475 ejemplares, y se espera que cuando se presente el censo anual definitivo, esta cifra supere los 500.