La producción de ropa se duplicó entre 2000 y 2014, según el último informe de Greenpeace. Las ventas aumentaron de 1 billón de dólares en 2002 a 1,8 billones en 2015. A este paso, se prevé que en 2025 se alcancen los 2,1 billones.
El informe indica que el 85% de los residuos del mar proceden de las prendas de ropa. “Duplicar la vida útil de las prendas de ropa de uno a dos años reduce las emisiones anuales de gases de efecto invernadero un 24%, ahorra grandes cantidades de agua y reduce significativamente la liberación de sustancias peligrosas”, comentan desde la ONG.
La organización señala que uno de los mayores costes para el planeta es el aumento desmesurado de fibras sintéticas. Cada vez que se lava un forro polar en la lavadora se desprenden unas 1.900 microfibras contaminantes, es el caso del poliéster que emite cerca de tres veces más CO2 en todo su ciclo de vida que el algodón.
El poliéster está presente en el 60% de la ropa que consumimos en la actualidad, pudiendo tardar décadas en degradarse. Sin embargo esto no es lo peor. Un estudio de 2011 asegura que la gran mayoría de desechos que llegan a las costas provienen de tejidos sintéticos.
Esta investigación fue la primera en estudiar la composición de las microfibras y se publicó en la American Chemical Society. Se centraron en averiguar las microfibras encontradas en playas, agua procedente del mar, aguas residuales y agua que proviene del lavado de ropa.
“La proporción de polímetros encontrados fue, en orden de mayor a menor, poliéster, acrílico, polipropileno, polietileno y poliamida. No se trata de la proporción de desechos plásticos sino de tejidos sintéticos”, señalan Pilar Tiemblo y Nuria García, del Instituto de Ciencia y Tecnología de Polímeros de CSIC.