Bolivia ha declarado un estado de emergencia nacional ya que una prolongada sequía ha diezmado cosechas y ganado, afectando a miles de familias en todo el país, mientras los activistas de derechos ambientales y de tierras dicen que la sequía ha expuesto el impacto de los proyectos mineros, que además de ser grandes contaminadores, desvían el agua para su propio suministro.
Los activistas también dicen que los proyectos agrícolas a gran escala, como la soja y las plantaciones de caña de azúcar, que comenzaron a fines de los años noventa, han reducido los bosques de Bolivia y han consumido enormes cantidades de agua.
Ya se han asignado fondos gubernamentales para perforar 28 pozos en la sureña provincia de Santa Cruz, la canasta de pan del país y la zona más afectada y en otras áreas afectadas del país, mientras las fuerzas armadas ayudan a transportar el agua por camión a las principales ciudades donde se ha racionado el agua.
Hasta ahora el gobierno ha proporcionado ayuda, incluyendo agua embotellada, a alrededor de 145,000 familias afectadas por la sequía, pero a pesar de estos esfuerzos, los activistas dicen que el gobierno carece de un enfoque a largo plazo para combatir el impacto de la sequía exacerbada por el cambio climático y hay que asegurarse que las empresas públicas de agua gestionen mejor los suministros.
Conflictos por el agua
La migración a la capital de Bolivia (cuya población se ha duplicado en la última década) y a otras ciudades es una presión constante sobre los recursos y se ha experimentado un gran aumento en los conflictos por el agua tanto en las zonas rurales como urbanas, que compiten por los recursos hídricos y entre los grupos indígenas en las zonas rurales.
Tales conflictos, incluyendo disputas entre mineros y agricultores sobre el uso de acuíferos, es probable que empeoren, de hecho, los residentes de El Alto, cerca de La Paz, sostuvieron brevemente como rehén, al personal de una compañía de distribución de agua, para exigir al gobierno que explique sus planes para hacer frente a la escasez de agua.
La escasez de agua en las ciudades de Bolivia también se ha visto afectada por la disminución de los glaciares que rodean a las ciudades y proporcionan agua potable, ya que, según el Instituto de Medio Ambiente de Estocolmo, dos grandes glaciares en Bolivia se contrajeron casi un 40 por ciento desde 1983 a causa del aumento de las temperaturas relacionadas con el cambio climático.
Fuente y fotografía: Ecoticias