La contaminación causada por las partículas en suspensión en el aire que dejan los coches al circular provoca un aumento del 10% de la mortalidad de las personas con un trasplante de pulmón. Así lo han comprobado equipos de neumólogos de trece hospitales europeos, entre ellos Vall d’Hebron, tras analizar los datos de la calidad del aire donde residían un total de 5.707 pacientes de diez países distintos entre 1987 y 2012.
La contundencia del hallazgo, que se suma a otras muchas evidencias del impacto de la polución en enfermedades respiratorias, cardiovasculares y neurológicas, pone sobre la mesa una realidad preocupante: dos tercios de los trasplantados de pulmón en Europa están expuestos a niveles de polución peligrosos, por encima de lo que recomienda la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Una vez analizados los datos y corregidos en función de otras características personales de los pacientes, en todos los países llegaron a la conclusión de que el 10% de las muertes se podían atribuir a niveles altos de partículas en suspensión “y esas muertes son evitables”.
La causa principal de muerte entre las personas con un trasplante de pulmón es el rechazo crónico del injerto. Y la polución incide especialmente en la aparición de ese problema. “Entre nuestros pacientes, corregimos este mayor riesgo de rechazo con la administración de un tratamiento protector, acitromicina”, apunta el responsable de neumología.
El trasplante de pulmón es uno de los más delicados, se ha de operar rápidamente y el propio órgano es frágil y complejo: “Son varias canchas de tenis, una superficie enorme de intercambio de gases, por lo que el paciente necesita mantener su inmunidad muy baja”, explica Antonio Román Broto. El paciente tiene su injerto siempre expuesto a lo que le depare el aire. A pesar de los grandes avances técnicos y quirúrgicos de las últimas décadas, el trasplante de pulmón no avanza en cuanto a ese rechazo crónico tan frecuente responsable de la mayoría de fracasos. La mitad sobrevive a los cinco años. A los diez, el 30%.
“A pesar de la acumulación de evidencias en torno a la polución y el tráfico , seguimos mirando hacia otro lado”, reflexionan los neumólogos. De hecho, los datos de calidad del aire de las 450 viviendas analizadas correspondían al año 2007, “porque no han variado, seguimos igual”. Los datos de los pacientes españoles –de Barcelona y alrededores y de otras ciudades de Mallorca, por ejemplo– están entre los mejores de los observados en el estudio europeo.
Fuente y fotografía: La Vanguardia