Los datos globales sobre el cambio climático muestran un inequívoco aumento de la temperatura media en la atmósfera y los océanos. No obstante, este calentamiento presenta importantes fluctuaciones en diversas zonas del planeta. La supervivencia de muchas especies amenazas por el cambio climático no depende de las temperaturas en cifras globales sino de los datos exactos que se producen en su entorno.
Para conocer con todo detalle las temperaturas que se registran en puntos concretos del medio marino, el profesor Brian Helmuth, de la Northeastern University (Estados Unidos), lidera desde hace 18 años un proyecto de investigación en el que se utilizan mejillones robotizados (en inglés,robomussels).
Cada una estas piezas de material sintético con forma y color de mejillón contiene un termómetro, una pequeña batería y un sistema de comunicación que están permitiendo crear una de las mejores bases de datos sobre la realidad cotidiana del cambio climático en algunas zonas marinas del planeta.
Los robomussels han sido diseñados para que se parezcan a los mejillones naturales pero en uno de sus conchas se puede observar una parte del mecanismo y “unas pequeñas luces parpadeantes de color verde”, explica el profesor Helmuth en una nota difundida por su universidad.
Cada uno de estos dispositivos se incrusta en un banco de mejillones con el objetivo de conseguir datos fiables sobre las temperaturas.
Los datos más destacados en el desarrollo y aplicación de la tecnología de los robomussels han sido presentados en un artículo científico que publica la edición del 11 de octubre de la revista Scientific Data .
Durante los últimos 18 años, cada 10 a 15 minutos, Brian Helmuth y un equipo formado por 48 científicos han utilizado los robomussels para realizar un seguimiento continuo de la temperatura de los mejillones en diversas zonas intermareales de Estados Unidos, Suráfrica, Chile, Irlanda, Reino Unido, Australia y México. Estos termómetros autónomos ofrecen datos de los bancos de mejillones en condiciones naturales, en ocasiones fuera del agua como consecuencia de las mareas.
La base de datos sobre temperaturas captadas por los mejillones robotizados se guarda y actualiza en el Centro de Ciencias Marinas de Nahant ( Massachusetts, EE.UU.).
Además de servir de indicadores del cambio climático, los mejillones robotizados sirven también para estudiar los ciclos de vida y las condiciones ambientales que ponen en peligro las colonias naturales y los cultivos de estos bivalvos.
Este tipo de datos ha permitido descubrir, por ejemplo, que en zonas como California las poblaciones de mejillones se encuentran en el límite de la supervivencia como consecuencia del aumento de las temperaturas, mientras que en zonas como el Atlántico norte el margen para que estos moluscos puedan vivir es algo mayor.
Fuente y fotografía: La Vanguardia