Una tesis realizada por Carmen Teresa Bravo Sánchez en la Escuela Técnica Superior de Ingenierías Agrarias de Palencia de la Universidad de Valladolid ha demostrado que el empleo para fertilizar suelos de dos biorresiduos producidos en gran cantidad, como son los lodos de depuradora y los residuos sólidos urbanos (basuras domésticas), es seguro siempre que estén tratados.
Preferiblemente, dichos lodos deben estar compostados y se deben emplear de forma racional y prudente, cumpliendo con los requerimientos de la legislación y calculando las dosis de empleo en función de las necesidades de la planta. Dicha tesis ha sido defendida por la doctoranda Carmen Teresa Bravo Sánchez con mención internacional y ha obtenido la calificación de sobresaliente cum laude.
Este trabajo ha servido como respuesta directa a las necesidades de la Consejería de Medioambiente de la Junta de Castilla y León de estudiar el posible aprovechamiento agrario, medioambientalmente sostenible, de estos dos biorresiduos, de los que se decía contaminaban el suelo por la producción de metales pesados. El proyecto de investigación que ha dado lugar a esta tesis ha sido financiado por la Junta de Castilla y León y ha estado dirigida por la actual vicerrectora del Campus de Palencia, Mercedes Sánchez Báscones.
En la tesis doctoral se seleccionaron tres tipos diferentes de residuos tratados disponibles en los CTR de la Comunidad:lodos de depuradora deshidratados térmicamente, compost de lodos de depuradora y compost de basuras domésticas. Estos se compararon con un tratamiento exclusivamente mineral y un tratamiento control sin ningún tipo de fertilización. La experiencia se llevó a cabo durante 7 años en dos parcelas (una de secano y otra de regadío) de la localidad palentina de Villamediana.
Los resultados obtenidos revelaron que ambos compost, tanto el de lodos de depuradora como el de basuras, proporcionan a la planta cantidad suficiente de nitrógeno, en ocasiones incluso por encima del abonado mineral, obteniendo cantidades superiores cuando se fertiliza con residuos orgánicos que las parcelas abonadas con fertilizante mineral, debido precisamente a que el nitrógeno orgánico presente en el compost se libera paulatinamente durante todo el ciclo de crecimiento de la planta, produciendo además una paulatina mejora de las propiedades del suelo.
En numerosas ocasiones se habla del peligro de contaminación del suelo por metales pesados cuando se utilizan estos biorresiduos, sin embargo la práctica durante estos años ha demostrado que la fertilización con residuos tratados, especialmente compostados, en cantidades pequeñas y sobre todo controladas, produce mínimos incrementos de metales pesados en el suelo ni en las plantas a lo largo de su ciclo de crecimiento y tampoco en el grano, indica la reciente doctora Carmen Teresa Bravo.
En las parcelas abonadas con fertilizante mineral el análisis de planta detectó cantidades anormalmente grandes, al inicio del crecimiento, comparado con el resto de parcelas lo cual fue debido al contenido en este metal de los superfosfatos comerciales.
Fuente: Residuos profesional