Los grandes icebergs que se desprenden del continente antártico tienen un papel mucho más importante del que se pensaba en la lucha contra el cambio climático. El agua que pierden en contacto con el mar, llena de hierro y nutrientes, ayuda a la proliferación del fitoplancton. Éste, a su vez, captura dióxido de carbono y se lo lleva consigo hasta el lecho marino, donde se queda acumulado por la presión del agua. En total, según una investigación publicada en la revista Nature Geoscience, este efecto es responsable del 20% del total de CO2 acumulado bajo las aguas del Océano Antártico.
El efecto del desprendimiento de icebergs gigantes sobre la proliferación del fitoplancton ya se conocía, aunque se pensaba que apenas tenía repercusión sobre el CO2 y el cambio climático. El trabajo de estos científicos de la Universidad de Sheffield (Reino Unido), sin embargo, indica que éste puede ser muy significativo.
Para medir este efecto, los investigadores estudiaron el color de las aguas en las zonas de paso de estos enormes icebergs mediante el análisis de 175 imágenes por satélite. Los cambios de tonalidad son síntoma de proliferación de fitoplancton, minúsculos organismos marinos capaces de realizar la fotosíntesis, el proceso por el que capturan CO2 y expulsan oxígeno, como hacen las plantas. Gracias a este proceso son capaces de capturar este gas de efecto invernadero de la atmósfera y llevárselo al fondo marino cuando mueren.
«Este nuevo análisis muestra que los icebergs gigantes pueden jugar un papel de gran relevancia en el ciclo del carbono del Océano Antártico», explicó Grant Bigg, autor principal del trabajo. «Las pruebas sugieren que la captura de dióxido de carbono aumenta en una proporción de entre cinco y diez veces más en el área de influencia de estos icebergs, lo que hace que represente hasta una quinta parte del total capturado».
No está claro si este efecto en la reducción del CO2 de la atmósfera tiene una capacidad relevante de mitigar el cambio climático según se eleve la temperatura media del planeta. Este incremento hará que más icebergs se desprendan, lo que a su vez puede ayudar a moderar lo que ha causado su separación inicial. Es improbable, sin embargo, que puedan compensarlo.
Fuente: Diario de León
