En los últimos años los osos polares se han visto forzados a desplazarse hasta tierra firme para sobrevivir al deshielo del Ártico. Gracias al instinto de supervivencia animal se están adaptando a una nueva dieta terrestre en la que sustituyen su alimento por excelencia, las focas, por caribúes, gansos de nieve y algunas especies de plantas.

Así lo demuestra un reciente estudio de los científicos Linda Gormezano y Robert Rockwell, del Museo de Historia Natural Americana, en el que se ha analizado las heces de distintos osos polares. El objetivo era recoger datos que permitieran conocer la energía calórica que consiguen los osos polares a través de la dieta terrestre. Al contrario de lo que se temía en un principio, las ingestas de los osos en tierra firme cubren sus necesidades alimenticias y, por lo tanto, podrían adaptarse a vivir en este hábitat sin echar de menos sus antiguas presas en el hielo.

La investigación ha recabado datos tanto de especímenes adultos, como de oseznos y de grupos familiares que actualmente ya ingieren animales y plantas de zonas terrestres aprovechando el periodo libre de hielo de primavera y verano. Rockwell asegura que “los osos polares son oportunistas y está documentado des de los primeros archivos de historia natural que, en más de una ocasión, han consumido diferentes combinaciones y tipos de comida terrestre”.

Son grandes noticias para esta especie ya que estudios anteriores predecían que, para el año 2068, padecerían hambrunas masivas que podrían llevarles a la extinción. Este es el año que se calcula que el deshielo separará a los osos polares de sus zonas de caza de focas por un total de 180 días cada año, un periodo sin hielo dos meses superior a los que había en 1.980. Por suerte, la capacidad de adaptación de los osos polares al medio terrestre hará que puedan combinar las dos dietas y sobrevivir en un Ártico gravemente amenazado por el calentamiento global.